Opinión

Salud, Educación y otros “gastos”

Hablar de Salud y de Educación, así, en general, evidentemente está directamente relacionado con hablar de gasto e inversión, así, y en esos términos economicistas.



Es necesario saber a dónde se quiere llegar, es imprescindible conocer y marcar los objetivos mínimos deseables, para poder arrastrar esos valores, esos tótem, al mayor de los absurdos, o al más elevado de los altares. Por ello, resulta sorprendente ver cómo, públicamente, se está diciendo que si se recorta no sé qué, no sé cuándo, o no sé cuántos, nuestros niños van a ser todos tontos de atar, o los enfermos degenerarán, per se, en un pendejo desahuciado sin solución.



De este modo, en estos momentos de interesada estupidez colectiva, resulta de mal gusto ver en las manifestaciones a niños pequeños portando carteles alusivos a los cambios que se están realizando en estas importantes áreas, y en otras materias, en aras de cumplir el más elemental de los principios contables: el del equilibrio entre el Debe y el Haber, que parece hemos olvidado desde que hemos sustituido por la cuenta de la vieja, o la del gran Capitán, una Inversión Presupuestaria que responda a la triste realidad de nuestra cartera.



He leído que un tal Enrique de Mulder aseguró en un encuentro de esos tan al uso que "el Estado del Bienestar tiene el perfil y las prestaciones que la sociedad quiera y pueda pagar. No es en derecho, es un resultado". Y la idea bien merece una reflexión...