Opinión

Regreso al Pasado

Rememorando la trilogía de Robert Zemeckis “Regreso al Futuro”, producciones monclovitas ha hecho su propia versión de la historia con “Regreso al Pasado”. Creo sinceramente que las personas mantienen su ilusión vital cuando conservan la capacidad de sorprenderse. Es algo que debemos agradecer al inquilino de la Moncloa y su séquito puesto que otra cosa no hará pero sorprender a los ciudadanos con sus actuaciones es un regalo que les brinda todos los días. Asombran tanto o más por las incoherencias y contradicciones que emanan de sus actos que por los actos en sí. Incongruencias que no dudan en airear profusamente arremetiendo, de paso, contra el PP, aunque no venga a cuento, para acusarle de todas las desgracias que nos acaecen.

La Ley de la Memoria Histórica no es sino un ir y venir del presente al pasado y del pasado al futuro, como una mala película de ciencia ficción, para hacernos creer a los españoles que cualquier tiempo pasado fue mejor. Intentan establecer en el presente, con proyección a un futuro cercano, aquella parte de la historia de la segunda república que quieren vender como la tierra prometida o el paraíso perdido. Pero vuelven a cometer los mismos errores que antaño al rescatar la memoria histórica de forma sectaria ignorando a más de media España y reinterpretándola a conveniencia. Abierta la caja de los truenos, qué pensarían estos iluminados si los que no son de izquierdas rescataran también su parte de la historia con victoria incluida.

La convivencia se basa en el respeto mutuo y flaco favor hace resucitar fantasmas del pasado para que afloren sentimientos encontrados. Con la transición se hizo un ejercicio profundo de reconciliación, con generosidad de todas las partes, que ha llegado hasta nuestros días. Restaurar viejas heridas, odios y enfrentamientos, no es el mejor camino para la convivencia, aunque se empeñen en ello.

Hay que reconocer a la izquierda su habilidad para crear cortinas de humo, como ejercicio de distracción, para tapar los asuntos escabrosos en los que se embarcan sin prever las consecuencias e incapaces de darles una solución satisfactoria. Carecen de visión de Estado, de concepto de España y sobre todo de principios y valores. Bueno, tienen los valores y principios de la izquierda, que es lo mismo que decir que carecen de ellos; o cuando menos que son adaptables a las circunstancias con tal de conseguir el fin perseguido. Asuntos como el 11M, las reformas estatutarias, su mal llamado proceso de paz con concesiones permanentes a los terroristas, la participación de Batasuna en las elecciones del 27 de mayo, nuestras tropas en Afganistán con muertos incluidos, el intervencionismo del gobierno en la OPA de ENDESA, las suculentas comisiones de Ibiza para financiar al PSOE, la educación sin esfuerzo, la imposición del laicismo anticlerical, la economía, el paro, la inmigración, la vivienda, la inseguridad ciudadana, todo se diluye en el espacio y en el tiempo cuando lo importante es resucitar su memoria histórica.