Me llamo Jesús Manuel Barea, soy cuidador en el centro de atención a personas discapacitadas de Tudela “La Atalaya”.
Llevamos ya más de un año con diversas movilizaciones para denunciar el atasco en la negociación de un convenio que afecta a cerca de mil trabajadoras y trabajadores.
Debo reconocer que personalmente estoy cansado del ninguneo al que nos someten tanto las empresas como la administración, y que a veces me entran ganas de bajar los brazos.
El otro día fue uno de esos en los que yo entré a trabajar algo mosqueado con la situación que estamos viviendo. Sin embargo lo que allí me encontré es un grupo humano que se deja algo más que su sudor, por hacer la vida mejor a unas personas que a veces no tienen nada más que la persona que las cuida. El cariño, la empatía, la amabilidad, el compromiso, las sonrisas… se volcaban desde las personas cuidadoras hacia las personas atendidas.
Tras pasar un día que yo creía iba a ser difícil, pensé que esto se solucionaba, si los responsables políticos y los dirigentes de las empresas gestoras (no debemos olvidar que es un servicio público, gestionado por empresas privadas, con el dinero de tod@s nosotr@s), se pusieran a trabajar unos días en este servicio. No un ratico para hacerse la foto en el que todos somos capaces de sacar nuestras sonrisas postizas, sino pasar unas semanicas, sufrir cuando se ponen enfermos, alegrarnos con sus sonrisas, intentar calmar sus enfados, darles de comer, lavarles la ropa, acostarlos, velar sus sueño…
Si después de estas semanas trabajando en los centros, no se consigue sacar un convenio justo, me rindo porque la cosa creo que no tendrá solución. Yo seguiré trabajando y pasando mis días malos gracias a mis compañer@s.
Jesús Manuel Barea Hernández
Trabajador del C.A.I.D.I.S. La Atalaya
