Se empeñan en presentar a dos Instituciones como enfrentadas, y sólo es responsable aquel que realmente es quien se encuentra enfrentado a la propia sociedad, entre ella, y en vez de facilitar un dialogo sobre la base del respeto, siembra la discordia, alimenta el conflicto, y con ello destruye no sólo la sociedad, sino la propia persona.
Esos, los que se preocupan de enfrentar, de alimentar el conflicto, son los que precisamente desconocen la trascendencia de lo que están provocando, pero sin embargo las consecuencias de la decadencia social,
repercutirá en todos, la sociedad de mañana, y no la de muy lejos, carece de valores, carece de consciencia, de desconocimiento, de dónde venimos y a dónde vamos, pero sin embargo siente que algo hay y a algo vamos.
No se trata de obispos o de gobiernos, ni de iglesias, o laicistas, se
trata simplemente de ser personas, y de defender a las personas, a todas
las personas, sin diferencias de edad, raza, sexo, ideología, condición
política ni social, y sobre todo, por la sola condición de ser PERSONA.
Si, ya lo han dicho algunos, esta batalla no se centra en “aborto si,
aborto no”, el fondo está en la defensa de la condición de persona, y esa defensa no pasa porque un ser pueda decidir por otro, no pasa por que una persona elimine a otra por su propia iniciativa.
Nadie es dueño del otro, nadie puede decidir sobre otro, nadie puede matar
a otro, sólo por pensar que le estorbará, que puede ser que tenga una
formación diferente, eso no es, ni puede ser motivo de muerte, no puede
ser motivo de eliminación, se dan cuenta de en que podría convertirse este
mundo si por ser diferente, cuestionan tu vida, si por vivir en el seno de tu madre cuestionan tu vida, si por haber perdido la cabeza en los años viejos, cuestionan tu vida.
