El pasado viernes el Consejero de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales, Juan Luis Sánchez de Muniáin hacia público el compromiso firme del Gobierno de Navarra de acometer de forma urgente la restauración del claustro de Tudela. Parte de uno de los conjuntos catedralicios más importantes del patrimonio monumental de Navarra construido a finales del siglo XII sobre la antigua aljama de nuestra ciudad. Uno de los valores artísticos más representativos de la evolución de la historia del arte en Navarra, símbolo de toda la historia de nuestra ciudad y foco de la máxima expresión cultural.
Este patrimonio es la expresión perenne de los modos de sentir de cuantos nos precedieron, de sus afanes y sus ilusiones, desdichas, creencias y aspiraciones. Cada piedra un trozo del alma de quien la puso, cada viga un sustento de las ideas, cada bóveda la tarea colectiva que hace avanzar el mundo. Porque nuestro patrimonio es la metáfora de nuestro pasado. Y quien lo pierde renuncia a sus raíces y priva de referencias a las generaciones posteriores.
Y hoy es un día de ilusión, de sueños cumplidos aunque todavía capaces de sorprendernos. De ver con claridad como el trabajo en equipo recoge frutos, como un escenario económico difícil ha sido un acicate para acometer el problema con mayor energía. Y muchas son las personas que han hecho un excelente trabajo de información, de sensibilización, de investigación y por supuesto de gestión. Por ello en primer lugar, quiero felicitar al Gobierno de Navarra, al Consejero Juan Luis Sánchez de Muniáin por su magnífico trabajo y por su decisión de intervenir urgentemente en las obras de restauración de nuestro claustro. Y en segundo lugar, y no menos importante, quiero agradecer de corazón a todas las personas, asociaciones e instituciones que casi de forma anónima han puesto su importante trabajo: Asociación de Amigos de la Catedral de Tudela, el Museo de Tudela-Palacio Decanal, el Cabildo de la Catedral de Tudela, Asociación Amigos del Románico (AdR), Astrolabio Románico de Pamplona; al trabajo María Luisa Melero Moneo, cuya memoria guardamos en innumerables documentos sobre el prolijo trabajo de nuestra catedral.
A todos, gracias por vuestra generosidad y por vuestro trabajo entusiasta. Y en el recuerdo y en la memoria de todos quedará la belleza de este claustro, de este conjunto catedralicio que ha conquistado el corazón de todos. Las generaciones venideras os lo reconocerán. Pero también nosotros.
