Opinión

La fuerza sexual

Los mandatarios católicos pronto se dieron cuenta que reprimiendo el sexo podían manipular la sociedad.

Durante siglos, gracias a leyes apoyadas por las armas, el pueblo de Dios se vio en la necesidad de casarse por el rito "cristiano", lo pongo entre comillas pues nunca Cristo reprimió la sexualidad de nadie, y mucho menos en su pasaje del juicio final, habla del tema.

Lo cual nos indica que no le importaba tanto como a estos célibes sacerdotes el tema.

Lógicamente toda represión e imposición consigue todo lo contrario a lo que se busca.

Al cesar la fuerza, sobre el sexo, la sociedad reprimida, se ha pasado a un mal uso sexual.

Todo esto se lo debemos a unos jerarcas más interesados en dominar a las masas, que a educarlas en unas buenas relaciones sexuales entre personas.

Se hacen llamar madre y maestra, pues aún cuando todos somos Iglesia sólo ellos dominan sus leyes canónicas. Cosa que debe de terminar, y ser el pueblo de Dios en asambleas quien marque su disolución.

El celibato, el matrimonio eterno, la represión sexual, sólo persigue el que estos sacerdotes eliminen a la mujer para, alagando al macho dominante, pisotear la libertad de hombres y mujeres, consiguiendo imponer la hegemonía sacerdotal, en vez de la del pueblo de Dios, como sería lo correcto.

El sexo no sólo no es malo, todo lo contrario, es necesario, con un buen uso la pareja crece no sólo materialmente sino también espiritualmente, pues hay un intercambio de conocimiento, que equilibra tanto al hombre como a la mujer.

Para ello se debería enseñar que las relaciones tienen que estar basadas en el respeto y en el conocimiento profundo de la fuerza sexual, para una buena relación.