La tercera edición del 33 Nafarroa Oinez celebrado en Tudela este fin de semana destaca, positivamente, por dos razones: el gran mérito que tiene el trabajo realizado por las 150 familias que conforman la cooperativa que lo organizó,
a través de la Ikastola Argia, y por la despolitización que se pudo disfrutar en un evento que puede y debe servir para despertar la sensibilidad de todos los navarros respecto de la vilipendiada y demasiado manipulada vieja lengua.
Con frecuencia, este tipo de actividades se convierten en auténticos mítines y, sin embargo, la Ribera acogió una actividad -pensada para recaudar y ayudar a garantizar el futuro de la única ikastola de la zona-, que convirtió el multitudinario encuentro en lo que es, una fiesta por el vascuence.
