Opinión

El consenso en la reforma laboral es posible y necesario

El Estatuto de los trabajadores ha sido modificado desde su creación con cinco reformas laborales. Desde la primera en 1984 hasta la última en 2006, han intentado dar respuestas a

la coyuntura socio-económica. Disminuir el paro, la contratación temporal y el fomento de la contratación indefinida, han sido los pilares básicos en estas reformas.



Ahora es el momento de poner en marcha una nueva reforma laboral, que sea capaz de favorecer la creación de empleo e impulsar la confianza de los agentes económicos y sociales, necesaria para sentar las bases en una economía sostenible. La patronal, las organizaciones sindicales y el gobierno deben llegar a un consenso que pueda responder a los nuevos tiempos.



Debemos de trabajar en el desarrollo de nuevos tipos de contratos que potencien la contratación indefinida, que compaginen la seguridad para el trabajador y la flexibilidad para el empresario. Nuevos contratos que se queden a medio camino entre los contratos fijos y los contratos temporales.



El diseño de nuestro mercado de trabajo debe de incentivar también el contrato a tiempo parcial. Por una parte, como contrato útil para favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar y, por otra parte, para favorecer la adaptación de las empresas a las variaciones del proceso productivo.



Favorecer el empleo de los jóvenes, con programas específicos de formación y orientación profesional para reducir la tasa tan elevada de paro, que en la actualidad está en más de 20 puntos superior a la tasa de paro general.



Debemos de comprometernos en una aplicación efectiva en la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. Tenemos la responsabilidad de reducir la brecha salarial y de contratación entre hombres y mujeres.



Mejoras también en los Servicios públicos de empleo estatal y de los Servicios públicos de empleo de las Comunidades Autónomas, que desarrollen políticas activas de reinserción y búsqueda de empleo. Dotar a la Administración de medidas más eficaces de control del absentismo laboral, que no nos olvidemos, es un lastre para la productividad y el crecimiento económico en nuestro país.