El Estado central, esta vez de la mano de su gobierno de turno del PP, acaba de presentar los Presupuestos Generales del Estado, PGE. En tiempos de bonanza la noticia pasaba por mero trámite, pero, en estos momentos, conocer sólo un poco algunas
de las partidas a que se destinan
los dineros avergüenza, abochorna, humilla y ofende a cualquiera.
Resulta que en este mar de lágrimas económicas en que estamos sumidos, lejos de bajar la guardia y hacer perder peso al Estado frente a la ciudadanía, han disparado el gasto hasta tal punto que la deuda pública se igualará al Producto Interior Bruto, PIB, en 2014. Además, la partida de gastos va a superar a la de ingresos
en nada menos que 50.000 millones, a pesar de que el presupuesto se apoya en la subida de impuestos,
la rebaja de pensiones y el abandono a su suerte de Salud y Educación.
Y para colmo de males, la cuenta destinada a "sufragar" a los partidos políticos ha subido un 25%,
con la excusa de afrontar los gastos de los próximos comicios europeos.
¿Quién entiende esto?
