Opinión

Catar maridos

Catando maridos, así se titula el monólogo que interpretó recientemente la actriz uruguaya Soledad Felloza en Ejea de los Caballeros, comparándo a estos con el vino, porque –ya se sabe- que no es lo mismo probar que catar, pues este análisis requiere de una labor más concienzuda y un aditivo extra: comparar. Y comparar exige a su vez abundancia de candidatos, tiempo, paciencia y una mente y moral amplias.

La monologuista plantea a las mujeres si no tienen la sensación de que se han perdido algo si no han catado maridos. Tal vez muchas piensen que tienen en su casa un rioja clásico de gama media, cuando se han quedado sin probar un gran reserva Ribera de Duero, un fuerte Toro, un sorprendente Priorat, un brillante Somontano, un fresco Albariño o un Valdepeñas de gran personalidad y fácil de beber, pero creo que hay que saber apreciar también el caldo a granel que a alguna le haya podido tocar.

La elección de marido o mujer no es cuestión baladí, pero siempre habrá gente que nos supere y que no habremos catado. Muchas suspiran por un príncipe azul , y lo consiguen, pero en no pocas ocasiones suele convertirse en rana. Son vinos que, a pesar de su agradable y selecto buqué, terminan por agriarse y mutan en puro vinagre. Otros más humildes, con el reposo y el paso del tiempo, terminan mejorando.