España lleva 20 años en la Unión Europea. En Junio de 1985 Fernando Morán firmó los acuerdos de adhesión y ahora en enero celebramos el aniversario de la puesta en marcha de una iniciativa que ha traído la modernidad a este país de la piel de toro y la picaresca.
De la mano de nuestros vecinos continentales hemos alcanzado una nueva era y nos encontramos, en infinidad de asuntos, a la altura de los más modernos y avanzados, gracias, en buena medida, a esos fondos de cohesión que nos han llegado del norte que han pagado 4 de cada 10 kilómetros de nuestras nuevas autovías, reforzando en casi un punto el PIB, por poner sólo un claro ejemplo.
Con el esfuerzo de todos hemos actualizado nuestra sociedad y nuestra economía y, sin embargo, en algunas materias realmente tenemos pendiente funcionar como un país en verdad ágil, abierto y moderno. Hablo, obviamente en estos días, del tan traído y llevado asunto del Tabaco.
La forma en que se ha querido limitar el uso y abuso a los fumadores es tan burda y falsa, que quienes no fumamos nos sentimos plenamente defraudados con una Ley que el Congreso aprobó el 15 de diciembre por la gatera ya que no se atrevió a atajar realmente un problema para el que un Estado realmente progresista y sano sólo tenía un camino por recorrer: Además de en el trabajo, prohibir sin dilación el hábito en bares y todo tipo de establecimientos.
