Opinión

Psicología de la Navidad

Como cada año, llegamos a su fin, y en nuestra cultura, siempre viene acompañado de la celebración de la Navidad, que en latín significa “nacimiento”. Este “nacimiento” puede ser entendido de diferentes formas, pero todas ellas tienen en común el amor. De modo que podemos interpretar la Navidad como un tiempo en que se nos invita a practicar el amor, un amor que tal vez no hemos vivido durante el año transcurrido. ¿Qué tipo de amor? El amor hacia uno mismo es imprescindible, pero el amor hacia los demás es necesario. ¿Por qué? Porque una sociedad de amor INTRApersonal sin amor INTERpersonal, estaría gobernada por intereses egoicos, que inevitablemente abocaría a la autodestrucción. ¿Cómo desarrollar el amor INTERpersonal? A través del amor TRANSpersonal. Es el amor por el SER del otro, más allá de la persona que su trayectoria de vida ha hecho de él o ella. Esta forma de percibir al otro, solo puede darse si previamente nos identificamos con nuestro propio SER, con el “aliento” que nos hace existir, la esencia (en nuestro caso humana) que nos consituye en este mundo cognoscible, y que en definitiva, compartimos con el resto de SERES del planeta; animales, vegetales e incluso inertes. O dicho de otra forma: tú eres yo, y yo soy tú. Ese soy yo, a la vez que soy ese. Eso soy yo, y también yo soy eso. Porque TODO y TODOS somos LO MISMO. 

Vivir el amor al que invita la Navidad cada año, es identificarse con LA VIDA que (valga la redundancia) da vida a todos los SERES VIVOS. O dicho de otra forma (Jn 14:6): “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Si, esa frasecita que tanto “repelús” suscita en muchas personas, pronunciada por Jesús de Nazareth, aunque erróneamente transmitida por personas (inevitablemente humanas) a lo largo de 2000 años. Ya que cuando dice “yo”, no se está refiriendo a su persona, sino a su YO transpersonal, pues vive identificado con su SER, y con el ser que constituye al resto de SERES. Está diciendo: “Nuestro SER de amor es el camino, la verdad y la VIDA”. Pongámonos a transitar el camino del AMOR, para vivir la VIDA de VERDAD.

Nos produzca repelús o no, la realidad es que la Navidad significa la remembranza del nacimiento de Jesús. Un hombre que vino a transmitirnos con su propio ejemplo, una propuesta de vida desde el amor. Y en concreto un amor hacia los por él denominados  “últimos” y “pequeños”. ¿Quiénes son los últimos y pequeños en tu vida?

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