Opinión

Momentos de silencio

La Navidad es uno de mis momentos favoritos del año. Recuerdo que cuando era un niño pequeño, me quedaba despierto esperando a Papá Noel y sus regalos. Pero la magia de Navidad no es solo para los niños pequeños: para casi cualquier persona, al menos donde se celebra la Navidad, se nos exige retirarnos temporalmente de la vida laboral y profesional, para dedicarnos a nuestras familias y a la celebración de la venida al mundo de un niño pequeño que iba a cambiar la historia para siempre.

Aparte de las comidas y ritos tradicionales de esta fiesta cristiana, de los regalos y de las reuniones familiares, hay un misterio profundo para los que creemos en Cristo: que a un Dios infinito le hayamos importado tanto que mandó su propio Hijo a salvarnos de nuestros pecados. Entrar en este misterio, ponderarlo, desconectar de los móviles y demás durante algunos minutos, nos puede acercar un poquito más al sentido más profundo de esta fiesta.

En un mundo consumido por Twitter, Facebook, Youtube, Zoom, y una avalancha de correos y whatsapps, encontrar diez minutos de sliencio puede representar un auténtico reto. Pero si no nos refugiamos de vez en cuando en ese silencio del alma, no podremos comenzar a profundizar en el sentido de nuestra vida, ni abrir nuestro corazón y palpar realidades espirituales como el amor, la fe, la esperanza y el perdón. Navidad puede ser un buen momento para buscar esos momentos de silencio. ¡Ahora o nunca!