Opinión

Nuestro cole

Creo en la Sanidad Pública y me veo obligado a tener seguro médico, creo en la Educación Pública y me empujan a llevar a mi hijo a la Concertada. 

Soy padre de un niño de 9 años alumno del C.P. Griseras y harto de ver cómo el futuro de nuestros hijos va arruinándose poco a poco sin que nadie haga nada, me veo en la necesidad de compartir lo ocurrido durante este curso 2022 – 2023. 

Antes de comenzar, me gustaría decir que soy padre de un niño inquieto, hablador, al que se le caen las cosas, tropieza, no puede parar un minuto. No soy un padre permisivo, hablo con él, lo castigo, no justifico sus malos comportamientos. Dicho esto... lo de este curso es para borrar y olvidar, pero el año para estos niños está perdido. 

Comenzaré diciendo que estos niños han tenido tres tutoras diferentes, la primera hasta diciembre, la segunda hasta marzo, la tercera hasta mayo y que la segunda volvió 15 días antes de finalizar el curso. 

El comportamiento de alguno de los niños ha perjudicado el normal desarrollo de las sesiones y en una tutoría llegó a decir la profesora de mi hijo que el tiempo que aprovechaban era unos 20 minutos de cada sesión. 

Un día vino mi hijo triste a casa porque la profesora le había dicho que el cuaderno se había perdido, un cuaderno que no sale del centro porque no tienen tareas para casa. El niño le propone a la profesora hacer alguna tarea complementaria y la respuesta de esta es “no, eso es trabajo extra para mi”. La profesora se disculpó después porque ella había perdido el cuaderno. 

En todo el curso mi hijo no ha dedicado ni un solo día más de 15 minutos a realizar deberes o a estudiar y no es porque se niegue, es porque no les mandan deberes ni recomiendan lectura alguna. 

Recientemente les han realizado unas pruebas de nivel a propuesta de Gobierno de Navarra y para mi sorpresa las han preparado haciendo los días previos las pruebas que se habían realizado otros años, para mi que eso es hacer trampa. Pero lo mejor de todo es que, como no habían dado toda la materia, llega mi hijo a casa diciéndome que de las preguntas que les habían propuesto desconocía la respuesta a una sobre los tipos de triángulos. Lo miro con él en casa consultando internet y le digo que pregunte en clase. ¿La respuesta de la profesora cuando mi hijo preguntó al día siguiente? “Calla y siéntate, calla y siéntate” Fin de la explicación a los tipos de triángulos. 

Examen, llega la hora de la corrección: “profesora: creo que este ejercicio está bien” “Cállate” y de nuevo dice el niño: “profesora: creo que este ejercicio está bien” “Cállate”. Fin de la corrección 

Hoy 13 de junio, a falta de una semana para que acabe el curso, mi hijo ha vuelto a casa con todos los libros y me pregunto ¿qué van a hacer durante los 5 días lectivos que faltan? ¡Reviso los cuadernos y no han hecho casi nada en todo el año! 

Estoy cansado de oír a mi hijo y a sus compañeros que vengan a decirme que las profesoras les llaman tontos y que no tienen futuro. 

Podría contar otras muchas situaciones vividas a lo largo del curso y dar nombre y apellidos a niños y profesores, pero el que lea esto, ya podrá hacerse una idea de lo que quiero transmitir. 

Soy licenciado en E.F., di clase durante tres meses en un centro, los suficientes para darme cuenta de que la educación no era para mí. Los niños son difíciles, la sociedad no ayuda, los padres tampoco y son pocos los profesores que trabajan y muestran interés. 

Ahora, a final de curso, conversando con los padres de los compañeros de mi hijo, unos me transmiten que han solicitado cambio de centro escolar, otros que desearían haberlo hecho y yo pienso que si esto no cambia radicalmente al próximo curso también lo pediré. Por desgracia yo no puedo cambiar el sistema educativo. No puedo exigir que los profesionales que no cumplen con sus obligaciones sean despedidos, que los niños que no aprueban ni muestran interés suspendan curso y los padres que no colaboran en la educación de su hijo sean castigados. 

Paso todas las tardes en la plaza con mi hijo y hablo con sus compañeros de clase, si alguien duda de la veracidad de mis palabras invitado está a escucharlas de boca de los protagonistas, los niños.