Opinión

Nuevos tiempos, nuevas ilusiones

Son ya varios años en los que el día a día nos sorprende con acontecimientos que plantean un presente y futuro de duda constante.

En momentos así esperamos que nuestros representantes públicos sean fuente de estabilidad y progreso. Por desgracia, cada vez es más habitual el político que vive de la crispación y la confrontación porque carece de cualquier virtud, que recurre al tweet facilón y a la mentira porque no tiene programa que ofrecer.

Frente a la política del ruido, tenemos que escuchar las demandas actuales, pensar en las generaciones futuras y no en las próximas elecciones. 

Vivimos tiempos nuevos. La preocupación de nuestra gente y las recientes crisis giran en torno a problemáticas que cobran ahora un valor distinto: la subida de los precios, el ecologismo o la salud mental son ejemplos de ello; preocupaciones muy concretas que afectan al día a día de todas las personas.

Llegan días de alegría, de encuentro, de fiesta, quienes de una forma u otra participamos de la vida pública, tenemos el deber de dar respuesta a esta realidad y asegurar que el futuro vuelva a ilusionar. Debemos sumar ideas para multiplicar fuerzas. 

Ese es el camino.