Opinión

Y ahora el toro...

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Una vez más, la izquierda abertzale ha hecho gala de su sentido democrático en Navarra, llegando hasta la Ribera. Este acto de derribar el toro de Osborne, que forma parte del perfil de Tudela desde hace más de cincuenta años, demuestra que el radicalismo ha vuelto a resurgir de sus cenizas, y ha vuelto porque está claro que se ven fuertes para hacerlo. El trasfondo independentista que conlleva este hecho es que hemos vuelto a una situación de confrontación alentada siempre por los mismos.

Hemos podido ver cómo desde el independentismo vasco, con el amparo y la permisividad del gobierno de Barkos, se ha burlado la legalidad para colocar ikurriñas en ayuntamientos navarros; entonces, ¿cómo no van a infringir la legalidad los jóvenes de Sortu, es decir, los sucesores de batasuna, en esta caso, para eliminar el toro de Osborne mediante una acción de sabotaje elegida expresamente para mostrar su odio a España, y perpetrándolo, además, con nocturnidad y alevosía?

Este hecho no debiera pasar sin la respuesta contundente de las instituciones forales, que han de dar ejemplo a toda la ciudadanía de civismo, comportamiento democrático y respeto, tratándose además como es el Toro de Osborne de una silueta declarada bien del patrimonio cultural y artístico español. Pero ni el Gobierno de Barkos ha dicho nada y lo que es más grave los partidos que lo sustentan no han sido capaces de aprobar en el Parlamento ni su condena ni algo tan de sentido común y razonable como que “se detenga a los autores de este sabotaje y que éstos paguen por su acción”. Lamentable.

La actuación sectaria, radical y delictiva protagonizada por estos jóvenes es producto del adoctrinamiento independentista, que ha tenido siempre en el control de la educación su instrumento para llevar a cabo objetivos políticos partiendo de visiones alejadas totalmente de la realidad.

Está claro que la presidenta Barkos no derriba carteles para eliminar todo lo que huela a España en Navarra, eso lo hacen otros, pero con comportamientos como el de no asistir a los actos del Día de la Fiesta Nacional y su no condena del sabotaje al Toro de Osborne deja mucho que desear como presidenta que debe ser de todos los navarros y a la hora de mostrar ejemplaridad en su labor pública. El caldo de cultivo del que se alimentan estos jóvenes radicales para cometer actuaciones que son rechazadas por la mayoría de riberos y navarros sale ganando.Pues que sepan que por serrar una valla publicitaria no van a dejar de ser españoles.

Carlos Moreno Gil

Portavoz de UPN en el Ayuntamiento de Tudela