Opinión

De médicos y economistas

Llega el verano, la cosecha, las siestas, y las tormentas veraniegas. En la economía también se ven nubarrones como la inflación (echar gasoil, poner el aire acondicionado o comer melón son artículos de lujo). Hay más indicadores negativos como la deuda disparada de los países manirrotos como el nuestro, el crecimiento económico ralentizado o incluso decrecimiento en algunos países y trimestres, etc. No caeré en la trampa de pronosticar. Mis amigos críticos con los economistas “adivinos” tienen razón hasta cierto punto. Pondré un ejemplo para que se me entienda; un médico no sabe si le va a dar un ataque al corazón a su paciente hoy o dentro de un año, pero si sabe que, con esa analítica de sangre, sedentarismo, tabaquismo y algún otro -ismo, existe una probabilidad X% de que le de “el jamacuco” más pronto que tarde.  

Los bancos centrales liderados por intereses políticos han inflado la economía como un globo, el cuál quieren pinchar hoy. Dinero gratis genera burbujas, la pinchan y nos quieren curar con dinero gratis, que vuelve a generar burbujas, todo esto sin solución de continuidad.
Hay que sacar a los políticos de la economía porque viven en el corto plazo. Su futuro no va más allá de las próximas elecciones. Nombran responsables de los bancos centrales que están a su merced. Solo hacen lo que deben cuando ya es demasiado tarde, y ¿quién paga las consecuencias? Como dice el profesor Carlos Braun; …usted señora. 

¿Volvemos a la crisis de 2010-2012? No lo sé, no soy adivino, pero lo que ya están diciendo en los mercados financieros es que se pronostica recesión mundial, y que el año que viene por estas fechas vuelvan a relajar las condiciones de financiación, es decir, que vuelvan a inflar la economía con dinero gratis. Y mientras tanto la sociedad mirando cómo unas pocas personas deciden por nuestras vidas al abrir o cerrar el grifo monetario. Así las cosas, lo mejor que podemos hacer ahora es esperar a que maduren los melones del huerto, disfrutar del verano cual cigarras y cuando llegue el otoño tener parte de la cosecha guardada para que podamos resistir el próximo invierno, porque va a hacer mucho frío. 

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