Opinión

La Ribera y su derecho a un agua de calidad

Hace ahora poco más de tres años, cuando la presidenta Chivite me llamó para formar parte de su gobierno, me realizó una encomienda en particular: que el Canal de Navarra fuese una realidad en la Ribera.

Y les puedo asegurar que este encargo me lo he tomado como una cuestión casi personal.

Todos aquellos que provenimos de familia de agricultores somos conscientes que el agua es motor fundamental en el desarrollo de nuestros pueblos. Por ello, para mí, traer agua de calidad a la Ribera procedente de Itoiz es uno de los grandes retos que tiene Navarra. El reto es mayúsculo en importancia. Y puedo asegurar que está bien encaminado. 

Es innegable que nuestra comunidad tiene un debe importante, desde hace años, con la Ribera: con sus vecinos y vecinas, con sus empresas, con nuestra agroindustria, con nuestros agricultores… Pero cada vez estamos más cerca de cumplirlo. 

En los últimos tres años varios han sido los hitos que hemos alcanzado, teniendo que hacer frente a dificultades de calado.

Particularmente, por su trascendencia, me quedo con tres:

1. La decisión que adoptamos, en 2020, de manera consensuada, Navarra y el Estado de llevar agua de calidad a la Ribera mediante la construcción simultánea de dos tuberías sin decalaje. 

 2. La redacción y finalización del proyecto constructivo de la 2ª fase del Canal de Navarra, que contempla la construcción de una conducción de doble tubería de acero de 71,4 kilómetros de longitud, y de dos balsas próximas a Pitillas y Tudela. Esta última, con una capacidad de almacenamiento de 7,95 millones de metros cúbicos, constituirá el futuro epicentro de distribución de agua para toda la Ribera. 

 3. La llegada, la semana pasada, del proyecto de la 2ª fase del Canal a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para su revisión y trámite de exposición pública. Este hito nos permite afirmar que nos encontramos ya en la recta final de la tramitación administrativa previa a la licitación de las obras.  

¿Qué va a suponer la 2ª fase del Canal de Navarra?

La segunda fase del Canal va a conllevar en la práctica una garantía para que más de 70.000 habitantes de la Ribera puedan consumir agua de calidad, y la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas, lo que nos permitirá avanzar en el desarrollo territorial sostenible de la comunidad y en el desarrollo económico de la Ribera.

De igual modo, la segunda fase del Canal va a suponer un impulso a la igualdad de oportunidades en el mundo rural, en el que las actividades agrarias y las agroindustriales asociadas continúan representando un papel relevante. Se trata de un proyecto que va a dotar de un factor de producción imprescindible, como es el agua, para el conjunto de industrias que pudieran establecerse y que posibilitará la modernización de infraestructuras agrarias. Disponer de hectáreas modernizadas de regadío tendrá como consecuencia la mejora de la productividad del agro navarro.

Pero es que, además, esta infraestructura va a dotar de una ventaja competitiva a nuestra producción agraria frente a otras que todavía dependen del agua de riego con bombeo, al reducir sus costes energéticos, mejorando asimismo su huella de carbono. Además, la concepción de la 2ª fase con dos tuberías soterradas, en lugar de un canal a cielo abierto, permitirá un mayor ahorro energético y un menor impacto ambiental.  

Cabe destacar, además, que el Canal de Navarra supondrá un blindaje a la agricultura ante el cambio climático, permitiendo mitigar sus efectos. 

Quiero incidir en el papel estratégico que tiene el proyecto del Canal de Navarra como pilar clave de la reactivación económica, también, en otros sectores. A modo de ejemplo, tan solo la construcción de la segunda fase va a generar durante los próximos años más de 3.500 puestos de trabajo en la zona.  

Desde el Gobierno de Navarra vamos a colaborar y estar vigilantes en todo aquello que esté en nuestras manos para que CANASA pueda licitar las obras a finales de 2023.

La semana pasada tuve la oportunidad de mantener un encuentro con la presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y pudimos compartir nuestra total disposición para seguir avanzando. Trabajamos de manera conjunta para que el proyecto pueda salir a exposición pública a comienzos de 2023. 

Y es que para que el Canal de Navarra en la Ribera sea una realidad cuanto antes, se necesita que aquellos que compartimos nuestra apuesta por este proyecto rememos en la misma dirección. 

Navarra tiene ante sí un reto colectivo, en el que no sobra nadie. Porque quien no tenga aseguradas fuentes de agua de calidad y en cantidad en los próximos 30 años, no habrá realizado la tarea, dejando a los territorios y a sus futuras generaciones desabastecidas en inferiores condiciones.

El Canal de Navarra es nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.