Opinión

La contaminación de los acuíferos versus el derecho humano al agua potable

Pedro Arrojo, el relator especial de la ONU para el derecho humano al agua potable y al saneamiento, impartió recientemente una conferencia en Pamplona invitado por los 14 colectivos citados judicialmente por la empresa Valle de Odieta, propietaria de la macroexplotación de ganado vacuno de Caparroso. El profesor Arrojo alertó de la vulneración del derecho humano al agua que se da cuando se permite contaminar el acuífero que está siendo la provisión de un municipio o de una zona. 

Es lo que viene sucediendo en las inmediaciones de la citada instalación industrial ganadera, cuyo funcionamiento desde 2009, y a pesar de acumular numerosos informes con irregularidades de todo tipo, está causando un notable aumento en la cantidad y concentración de nitratos en las aguas que abastecen las poblaciones cercanas de Marcilla, Villafranca o Milagro. La contaminación de las aguas subterráneas, tal y como está sucediendo en un vasto perímetro de la zona, hace que esas aguas, hasta ahora de muy buena calidad para boca, agricultura y el mantenimiento de una robusta industria agroalimentaria, queden fuera de esa utilidad y los legítimos usuarios tradicionales tengan que buscar otras fuentes lejanas y más caras –aunque lo pague el erario público-. El derecho humano al agua potable, nos recordó Arrojo, exige que esta sea de calidad, asequible y accesible. Esto difícilmente se puede cumplir si por negligencia de las instituciones responsables el acuífero queda contaminado y las poblaciones tienen que recurrir al agua de Itoiz. Arrojo explicó cómo al producirse una gran cantidad de desechos orgánicos, aunque se aplique un tratamiento de biodigestión, el nitrógeno va a seguir en el efluente; por eso Europa así lo recomienda: “no podemos hacer grandes concentraciones de producción ganadera porque tecnológicamente el problema no es resoluble, ni ecológica ni económicamente”. Afirmó tajantemente que el uso del agua vinculado a los derechos humanos es prioritario siempre frente al uso productivo”. 

La macrogranja, que cuenta con Autorización Ambiental Integrada concedida por Gobierno de Navarra, acumula una larga serie de denuncias e informes sobre malas prácticas: obras e instalaciones no autorizadas, balsas de lixiviados sin impermeabilizar, escorrentía de lixiviados, vertido de purines, caracterización insuficiente de estiércoles y suelos, exceso de nitratos, mal reparto del digestato, residuos no contemplados en la autorización, aplicación de digestato en fincas no autorizadas, en barbechos y rastrojos, excesos en número de vacas, tuberías de distribución del digestato no autorizadas, métodos no autorizados de distribución del mismo, escorrentías y encharcamientos, roturación de zonas naturales no autorizadas, consumo de aguas sin la preceptiva concesión tanto en la granja como en las parcelas de regadío,…

Hasta el año 2020, Gobierno de Navarra le había incoado a la empresa 11 procedimientos sancionadores, todo un récord. Actualmente, tiene un sancionador abierto que ha sido trasladado al Juzgado porque además de infracciones administrativas, puede ser objeto de delito penal (con lo cual queda bloqueada nuevamente la vía de sanción administrativa hasta que no haya sentencia en firme).

La empresa ha ido recurriendo todos y cada uno de los actos administrativos y sentencias que le pueden afectar, consiguiendo paralizar muchos de ellos, con lo cual, de momento, sólo ha sido condenada, tras recurso contencioso-administrativo, a pagar 30.000 €, por considerarse probados los daños o riesgo de daños por lixiviados y vertido de purines. Cifra completamente ridícula, si se compara con los millones de euros en subvenciones públicas y pagos por la gestión de residuos que percibe cada año. Realmente, el negocio compensa. 

Desde los postulados de la nueva cultura del agua, pedimos que se supere de una vez la consideración del agua como mero recurso, para pasar a tratarla como lo que es: patrimonio común que hay que proteger y gestionar con criterios de sostenibilidad, transparencia y equidad. La ciudadanía tiene que entender esto. En un escenario de cambio climático que ya es una realidad, contaminar los acuíferos es “matar la gallina de los huevos de oro”, en palabras de Nuria Hernández-Mora, expresidenta de la Fundación Nueva Cultura del Agua. Contar con agua buena, segura, cercana y asequible, es y será lo más valioso ante el deterioro generalizado de los recursos hídricos. Tenemos que entender que la defensa del bien público superior, en este caso el agua, la tierra y el aire, nos atañe a todos; en caso de no hacerlo, el precio a pagar en un futuro cercano será enorme y de difícil solución. 

La empresa, que con otro nombre, Hibridación Termosolar Navarra (HTN), gestiona mediante biodigestión los excrementos de las vacas junto a las toneladas recogidas en el 5º contenedor de la Comarca de Pamplona y otras 49 diferentes caracterizaciones de residuos procedentes de otras comunidades, tiene en marcha un proyecto para instalar otra macroexplotación en Noviercas, Soria, con 23.000 cabezas. En Pitillas y otros municipios, más proyectos de macrogranjas, estos de porcino, esperan su turno para seguir contaminando la zona a la par que se agrava la situación en la que se encuentran las granjas familiares de dimensiones y prácticas sostenibles.

Las personas llamadas a retractarse de sus afirmaciones, tendrán que comparecer ante el juzgado el próximo miércoles 30 de marzo a las 10:30. Agradecen la presencia de todo el que quiera apoyar estas reivindicaciones para el bien común.