Todos tenemos claros conceptos como la micro y la macroeconomía. Y, nos guste o no, gestionamos nuestras propias cuentas corrientes a expensas de la coyuntura externa que, irremediablemente, nos afecta.
Con la navidad, a parte de creencias religiosas, nos puede pasar algo similar. Con alguna salvedad, no comprendo bien a quien, gratuitamente, dice que no le gustan esos días. Te lo explico.
No me agrada la macronavidad: publicidad, anuncios constantes en la tele, consumismo a tope, gasto energético, voy a hacerme rico con la lotería, barullos múltiples y desenfrenos sin valores.
Pero adoro la micronavidad, la mía, la que tiene un tiempo para mi, para mi familia, para mis amigos. Tiempo de encuentros, de generosidad, de compartir, de intercambiar lotería, de disfrutar unos días de vacaciones que celosamente voy guardando todo el año. Son días de ilusión y valores.
Una vez más, lo que te espera estos días depende de ti, de tu #ACTitud.
Por mi parte, ya he hecho acopio de algunas viandas para compartir con los míos e incluso ya tengo alguna cosina envuelta con ilusión.
