Resulta paradójico que en un país donde la escalada tecnológica y los desarrollos en materia de investigación son punteros a nivel mundial, no se haya empleado la palabra experto hasta hace bien poco en plena pandemia, para calificar un ficticio grupo de personas. Experto, según el diccionario de la real academia, es aquella persona con experiencia demostrada no solo con formación, si no con practica.
¿Cuándo adquiere uno, el nivel de experto? ¿Cuándo lo dicen los demás? Creo, que la experiencia está ligada a la capacidad integra del desarrollo, no solo como profesional, si no como persona. Buenos profesionales con años de experiencia no han llegado a ser expertos porque a nivel personal, les ha faltado perseguir crecer en el conocimiento. De la misma manera, profesionales con inquietud emprendedora han fracasado en el ímpetu de su conocimiento, perdiendo esa etiqueta que se otorga en una combinación de experiencia personal y profesional con resultado de éxito.
La combinación de recursos+capacitación+tiempo, da como lugar el éxito y la suma de los éxitos, la experiencia. Es una forma sencilla de visualizar y poder comparar cuando pensamos que alguien es experto en algún campo. En el origen de esta mención, un grupo de personas al frente de la peor pandemia ocurrida ya no es, que no fueran expertos de nada, sino que no existieron como tal. ¿Puede haber expertos en política? Creo que sí, pero no en la actualidad, porque en casi todos los casos falla algún elemento de la ecuación.
Los recursos, los tienen, los ponen los ciudadanos, el tiempo también, lo ponen con el pago de sus sueldos los ciudadanos, y ¿la capacitación? Aquí solo unos pocos pasarían el corte pero donde el porcentaje cae drásticamente, es en la suma de éxitos para lograr la experiencia en plano positivo.
No hay reglas que marquen las conductas o roles personal ni profesional que un político deba seguir, para tener una calificación exitosa hacia sus acciones o que el pueblo para el que trabaja, así lo reconozca. Si hacemos reflexión hacia nuestros políticos ¿alguno tendría la calificación de experto? no basándonos en ideología política, ni en situaciones temporales, si no en el cómputo global de sus acciones.
El nivel experto, está por descubrir hacia una forma de hacer política donde el porcentaje de sus acciones o cometidos, sean del agrado y reconocimiento de su pueblo. Es, como si un medidor personal de actuaciones haría falta y al llevar muchos años en un porcentaje alto de éxitos, te abalaran como profesional acreditado.
Quizás, deberíamos instaurar una plantilla de cumplimiento en este sentido, no solo para lograr el nivel experto de nuestros políticos, sino para ver que su experiencia, es aprovechada en algo en lo que creen, el bienestar de todos.
