Opinión

Necesidad de cambios

Un falso ecologismo, unido a las políticas medioambientales que se han demostrado nefastas en Navarra, ha dado como resultado la situación más crítica medioambientalmente hablando. Esto, unido a la dejadez y falta de presión por los gobiernos autonómicos desde hace muchos años hacia el departamento que dirige las cuencas de los ríos, han sido determinantes para llegar a esta situación de falta de plan hidrológico pero lo que es peor, sin proyectos de recuperación de masas de agua. Estamos viendo y hemos visto, como la falta de previsión, la falta de proyectos de manutención y acumulación, nos han hecho ser vulnerables ante la mayor de las necesidades, el agua. 

Es mejor, prohibir los aprovechamientos en las orillas de los ríos en vez de fabricar sobraderas que se llenen con las riadas para riego. Es mejor, prohibir las limpiezas de los cauces siendo estos verdaderos tapones de las riadas y reduciendo drásticamente el volumen de cabida en el vaso del río. Es mejor, dejar de reserva refugio o enclave las orillas de los ríos para que solo el departamento gestione su uso y disfrute, creando verdaderos enfrentamientos sociales con los locales, que son los dueños de los aprovechamientos. 

En Navarra se necesita con urgencia una política del agua basada en parámetros que afectan muy de cerca al ciudadano y que nunca se han tenido en cuenta. Los proyectos tanto de amejoramiento como nuevos o de mantenimiento, deben de contemplar el mayor número de roles de aprovechamiento final para el ciudadano, no como en la actualidad que sucede lo contrario. 

Las políticas actuales, vigentes desde hace años en materia medioambiental, ya hemos podido comprobar a donde nos han traído. Incomprensiblemente, no ha habido responsabilidades profesionales ni  políticas, es  el momento del cambio profundo, el que ofrezca lo contrario dimensión, eficiencia y sobre todo, lo que debe de primar, el bienestar al ciudadano. El control de los riegos en la ribera por fotovoltaica, el control de los riegos a manto, dosificar y aprovechar el agua de manera sostenible, que se permita aumentar y automatizar los riegos. El diseño de los cultivos y plantaciones en función del agua disponible y sobre todo, el diseño de las obras de ingeniería para recoger y almacenar agua  con sobraderas estratégicas donde ahora no hay más que bardas y enclaves sin uso. 

En fin, una política y una visión muy diferente a la actual incapacitada y falta de sentido social negando y restringiendo gravemente los aprovechamientos del comunal y lo que es peor interfiriendo en la construcción y proyección de un plan de acumulación de agua.