Opinión

Lo cotidiano

El rebujo de lo cotidiano es aburrido. Todos los días son casi lo mismo, incluso, descartando las tareas fisiológicas de alimentarse, desalimentarse, que también son similares y además estamos necesariamente encadenados a ellas, casi todo lo demás es también rutinario: el paseo diario, el tiempo de leer, el tiempo de escribir, la mayoría de los trabajos…

Pero, en realidad, esos tiempos no son iguales. En el paseo, el rio que cada mañana veo cuando marcho junto a su cauce, es el mismo, pero cada día, o al menos muchos días, me parece que tiene fulgores y sombras diferentes. Mi mirada es fotográfica, y veo planos, rincones, tomas que me inspiran belleza, nostalgia, embeleso y, algunas veces, “vida”. Cada día es distinto. En el cielo las estelas de los aviones de hoy es distinta de las de ayer, cuyos pasajeros estarán en sus destinos a miles de kilómetros de distancia; para los que están cruzando ahora, nosotros no somos ni hormigas, y ellos, para nosotros, ocupan menos que un pájaro. ¡Cuántas vidas cruzadas y minimizadas en unos segundos!

El agua del río que vi ayer, seguramente estará ya en el mar; el tronco que ayer flotaba en la corriente, estará embarrancado en alguna pequeña presa esperando una avenida que lo libere de su cárcel. Mi tristeza de ayer, seguramente habrá matado alguna célula de mi corazón ya viejo, pero mi paz de hoy, seguramente ha impulsado alguna que ha salido reforzada, diciendo que merece la pena vivir.

Los cormoranes, están criando frenéticos en sus zambullidas preparando su nueva nidada.  Los que paseamos junto a su lecho, somos casi todos los días los mismos, pero seguro que, en estas horas, desde ayer, unos habrán reído, otros llorado, otros habrán gozado de buenas noticias y otros de alguna nueva preocupación; nuestras historias y nuestro estado de ánimo, también son diferentes a los de ayer, aunque no lo parezca cuando nos saludamos con la misma sonrisa de todos los días.

Son escenas de estas vidas que nos toca vivir, variadas, sugerentes, emocionantes, felices a ratos y tristes en otros, pero que en conjunto merece la pena vivirlas si hemos llegado a saber y a aceptar lo que son.