Opinión

Tiempos irreales

Si la revoltosa se puede bailar alrededor del kiosco en noviembre, la navidad pudiera celebrarse en julio.

Es posible que, en ese mes de 2022, la pandemia tenga otra cara y los científicos hayan dado con la tecla adecuada para poner algo de límite al COVID 19, que como todo el mundo sabe vino al mundo en diciembre del año 2019. Lo dijo quien más habla de todo y sabe de poco, la Sra. Ayuso presidenta de la comunidad de Madrid.

Quiero rendir homenaje a todas las personas que trabajan en servicios especiales desde salud hasta el supermercado y quienes han transportado los alimentos y todo lo necesario para que la vida haya sido más fácil en este mundo en el que vivimos, porque sin ellas este trago hubiera sido muy, pero que muy amargo.

Mi colaboración sobre las fiestas navideñas va desde el más absoluto descreimiento de religiosidad ya que no profeso fe alguna, respetando que otras personas celebren lo que quieran según su religión.

Pero será importante que por celebrar todo y a toda pastilla, no dejemos de lado la necesaria colaboración, respeto y sentido de civismo para que la fiesta no se vuelva contra todo, nos escupa en la cara y volvamos a la casilla de salida.

No comprendo la necesidad imperiosa que parece instalada en la sociedad de tener que celebrar a toda costa fiestas.

No participo de que se constituyan grupos de presión, hostelería, que en cuanto los gobiernos establecen ciertas limitaciones por salud que no caprichosas, ponen el grito en el cielo.

No comprendo la banalidad que se instala en gran parte de la sociedad, por no parar a pensar un segundo en lo fundamental, que es la vida. Esa vida segada por este caprichoso virus a muchas personas.

Por eso a veces me parece todo muy irreal, muy banal, muy de lo mío y los demás que arreen.

Tengan presente los que celebran la navidad y pongan el belén, que este año, los pastorcillos puede que no quieran acudir porque se han ido de fiesta. Y que los reyes magos estén despistados y pasen de poner regalos. 

Si eso ocurriera, tengan una charla con ellos y expliquen que menos mal que vivimos en el mundo rico, que las vacunas nos han salvado, porque seguramente de donde ellos vienen, todavía no haya llegado el remedio que aquí algunos desprecian, la vacuna.

Feliz año nuevo mi recuerdo para quien sufre por la razon que fuere.