Opinión

La deseada Paz que ni por Navidad llega

Cuando me pongo a escribir estas líneas en el ordenador, parte del mundo donde dicen que nació Jesucristo, Belén ciudad situada en Palestina, está siendo bombardeada desde hace días sin piedad por Israel.

Me parece necesario manifestar mi opinión, en estos momentos en los que se me pide haga alguna reflexión sobre la Navidad. No soy creyente, por tanto, no tengo ningún espíritu navideño, más allá de que el calendario y el momento festivo invita a que la familia se junte en torno a una mesa.

Estos gestos y costumbres cristianas, no podrán disfrutarlas muchas personas por diferentes motivos. Pobreza, desigualdad, situaciones dramáticas de guerras y otras causas. Causas todas ellas provocadas y que pueden tener solución, sólo con que la justicia, eso que se invoca con tanta facilidad y nunca llega a término, pasara a estar en el centro de las decisiones de quienes gobiernan y pueden parar las locuras de grandeza, apropiación de lo que no les pertenece etc.

Estaría bien que desde esta parte del mundo desde donde escribo, tuviéramos la suficiente compasión y exigiéramos algo tan elemental como es el respeto al Derecho Internacional y Humanitario, para ir bajando la intensidad de las guerras injustas que están vivas en el mundo.

Se la dificultad de que el sentido común se imponga. Porque los intereses a nivel mundial, están en los conflictos abiertos en Palestina, Israel, Ucrania y las olvidadas en África y Asia. Pero no por ello, dejaré de recordarlas para que, en estas fechas, haya algo más que celebración a veces excesiva. Es momento para tener un recuerdo, ayuda y acercamiento a la gente que sufre.

Están más cerca de lo que nos parece. Se trata de girar la cabeza, mirar la realidad.

La Navidad es momento de alegría para muchas personas, también de solidaridad y apoyo a todas las que arriesgan sus vidas en los conflictos diversos.

Felices días y próspero año nuevo.