Opinión

Jesús el Palestino

Es difícil escribir sobre unas fiestas pomposas que, en su sentido religioso, poco tienen que ver con su desarrollo actual. Alabar a un hipotético mesías, figura de alabastro o madera, poco tiene que ver con el también hipotético mensaje que se le atribuye.

El desvarío y las contradicciones sociales, políticas e ideológicas en torno a la historia de Jesús necesitan cada vez más de psicoanalistas, psiquiatras o chamanes que sepan interpretar conductas y reflexiones bipolares. El ejemplo más palpable es el genocidio y desaparición del pueblo de Jesús, el palestino. La sangre de miles de niños corre por el cauce de la ignominia y el olvido, como corre el cava y el marisco en nuestras mesas.

Estos días hemos asistido a rezos y mensajes de añoranza franquista por parte de elementos católicos. Nada más lejos de Jesucristo que la hipocresía de los fariseos. No sé rezar. Se me olvidó hace mucho y no tengo ninguna nostalgia por ello. Tampoco confundo los deseos con la realidad, únicamente desde la impotencia y la pena deseo justicia y ausencia de odio, mal llamada paz.