Opinión

El laberinto español

Tras las magníficas elecciones generales que se han dado en España, no cabe duda de que los ciudadanos votan mayoritariamente corrupción y picaresca. No es casualidad, y para mi no han sido en absoluto sorpresa alguna, los resultados alcanzados por los diferentes partidos políticos.

Las consecuencias de esto, desgraciadamente, las pagaremos todos, incluidos los que despreciamos radicalmente el robo a manos llenas del futuro y bienestar de nuestros hijos, el nuestro propio, incluso el de los que apoyan la corrupción política. Los magníficos lemas y argumentos expresados han dado fruto y los ciudadanos han votado más contra Venezuela que contra Panamá.

A un servidor estas cosas le vienen un poco grandes, más aún con cuatro millones y medio de parados, los miserables sueldos actuales o el desvío de la hucha de las pensiones para salvar el sistema financiero. Pequeñeces comparadas con el peligro de una España con coletas, sin Cataluña o sin fútbol. Nos esperan cuatro años apasionantes por delante, para saber hasta dónde pueden bajar los salarios o a dónde va a parar el sistema público de pensiones. Eso sí, podemos batir el récord mundial si aprobamos contratos laborales de décimas de segundo. Quevedo se hincharía de escribir sobre la España de hoy, pero nadie lo comprendería.

Alfredo Gil ‘Txiki’

Trabajador