La amplia gama de definiciones, sobre conciencia, se basa en el conocimiento individual de la responsabilidad y la existencia de cada individuo, entre otras. Cuando hacemos un llamamiento a la conciencia colectiva estamos pues, haciendo un brindis al sol.
Es de triste actualidad en esta situación pandémica, con ramificaciones trágicas para enfermos, familias, empresas y trabajadores, observar comportamientos incívicos que traspasan esa mal llamada conciencia colectiva. Hablamos en términos generales de lo bueno y lo malo metiendo en el saco y condenando al conjunto "políticos, periodistas, jóvenes" o a gremios enteros "hostelería, judicatura, ayuntamientos, etc". En realidad lo colectivo se ha convertido en un disfraz de miserias que ensucia, la buena conducta, la buena praxis y la conciencia individual.
Es pues hora ya de tomar conciencia valga la redundancia y analizar, criticar y eliminar aquellas conductas personales que van mas allá de lo colectivo. Existen buenos políticos, buenos periodistas, maravillosos jóvenes, establecimientos hosteleros luchando y cumpliendo las normas, empresas sacrificadas y trabajadores sufriendo las consecuencias. Hay que arrimar el hombro y sacar de las instituciones y administraciones a los inconscientes, incompetentes y déspotas que dan mal ejemplo.
El yo, yo y yo lo tenemos que usar para ser ejemplares. Esto es una obligación para con los demás y sobre todo para nosotros mismos.
Txiki
Sexta semana de estricta cuarentena
