Opinión

Bajo control

Otra vez el Ebro, nuestro querido río, fuente de prosperidad para la Ribera nos devuelve el golpe de manera ruda y violenta. Y digo nos devuelve el golpe por que nosotros hemos sido los primeros en maltratarlo. No es lógico pensar que eliminando el cuidado del cauce , edificando sobre él o no haciendo un riguroso estudio de mejora en las defensas nos iba a salir gratis. Tarde o temprano, valga la redundancia, el río vuelve a su cauce.

Pero lo que me ha llamado fundamentalmente la atención más allá de la tragedia y el enojo cíclico de la naturaleza, son unas series de explicaciones y declaraciones o, como decimos por esta tierra, auténticas chorradas de políticos del tres al cuarto.

"No había pasado el pico de agua y daban por controlada la avenida"

 

No había pasado el pico de agua por Tudela y el señor alcalde y el consejero del Gobierno de Navarra en declaraciones a televisión daban por controlada la avenida que había sido menor que en otras ocasiones y los daños eran mínimos, felicitándose por ello...

Sé que no contestan cuando los ciudadanos les preguntan, pero por si acaso, allá va, agua va .

¿Les parecen pocas las miles de hectáreas arrasadas, los daños a los cultivos, las inundaciones de viviendas, el pánico de muchas familias, la impotencia de los pueblos de la Ribera de Navarra?

De esa Ribera de Navarra a la cual le pedirán su voto para que no vengan los vascos,

o los comunistas o Paquito el Chocolatero.

Desgraciadamente, un agricultor fallecido en Fustiñana de cuya muerte nadie es directamente culpable y que todos lamentamos.

Cuando hablen en la tele de estos temas al menos no sonrían como hacen los agricultores entrevistados a pie de sus campos anegados.

Ya por último, en Tudela lo adecuado sería que presentaran inmediatamente la dimisión todos aquellos responsables de poner sacas de arena para evitar que el río entre en la ciudad sin sellar todo el alcantarillado del casco viejo o, en su defecto, contratar una manada de elefantes para evacuar el agua. Seamos serios y marchen a sus chalets.

Alfredo Gil ‘Txiki’

Trabajador