Opinión

Me encanta coincidir

Fin de las fiestas. Momento de descanso y balances. Llega el agosto tudelano de paz y tranquilidad. Aterriza la rutina para unos y despegan las vacaciones para otros. Como todos los años Tudela fue disfrutada y exprimida durante la última semana de julio por autóctonos y “foráneos”. Me gusta. Es en estos segundos donde me gustaría centrarme. Vimos en los medios de comunicación, en las distintas redes sociales e incluso en vivo y en directo a políticos, concejales, parlamentarios, consejeros de Gobierno e incluso presidenta foral deleitándose de los distintos actos de las fiestas de Santa Ana. Espero de corazón que disfrutaran de la hospitalidad y la acogida de la que se caracteriza la capital de la Ribera. 

Me alegro también  que esas autoridades bajaran desde Pamplona a Tudela para darse cuenta, por ejemplo, que la autopista sigue costando unos 9 euros para recorrer los apenas “tremendos” 100 km que nos separan. Con una sola salvedad y es que ellos bajaron para cosa algo distinta. Nosotros por el contrario debemos subir para aspectos más farragosos como ir a hospitales o papeleos imposibles de realizar en el sur. Ojo que igual me estoy equivocando y utilizaron otro medio de transporte. Pueden que se embelesaran con un viaje en tren y se dieran cuenta de que el ya “archifamoso” TAV es más que esencial para el desarrollo de la Ribera. También estoy seguro que coincidimos que lo que es bueno para la Ribera es bueno para Navarra ¿verdad? Me encanta coincidir. 

Me alegra también que, en algún momento de la fiesta y cuando les acuciara la dura sed, aprovecharan para beber agua de cualquier grifo tudelano para observar su paupérrima calidad. Así estoy seguro que pudieron comprobar la tremenda necesidad que tenemos de un esencial líquido que, por ejemplo, si disfrutan ya en nuestra querida capital. Espero por su bien que un alma caritativa finalmente les ofreciera un botellín de agua.

También me satisface que observaran cómo somos por aquí. Que vieran cómo y qué hablamos, con el característico acento que nos delata, y pudieran explorar que por esta zona las imposiciones no son buenas, consiguiendo además el efecto contrario. Llámennos raros pero nos gusta elegir qué decir, cómo decirlo e incluso qué deben estudiar nuestros hijos. Son nuestra mejor herencia y eso está por encima de políticas e ideologías. 

En definitiva, estoy más que seguro que para estos “foráneos” con poder de decisión en Navarra el viaje a Tudela fue muy beneficioso y constructivo. Estoy convencido que se dieron cuenta de que aunque Tudela es diferente, ésta debe situarse más cerca de Pamplona y no más lejos. Estoy contento porque sé que saben que trabajar por cohesionar el territorio, respetar sus singularidades y reducir su desigualdad es bueno para nuestra tierra. Es lo que hay, me encanta coincidir…