Opinión

El despoblamiento de las zonas rurales

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Muchos municipios sufren pérdida de población y requieren el impulso de medidas concretas y la toma de consciencia social, empresarial y política que impulse la valorización del medio rural.

La despoblación se da por dos motivos, fundamentalmente: por un lado por la búsqueda de empleos distintos a los que éste puede ofrecer y, por otro, para poder disfrutar de unos servicios que los pequeños Ayuntamientos no pueden prestar.

El medio rural tiene posibilidades de empleo pero no puede ser a cambio de sacrificios de sus habitantes que ven como en lugares cercanos, de mayor población, disfrutan de unas prestaciones que los de los pequeños municipios no pueden ni imaginar. Si esas necesidades, en criterios del Siglo XXI, estuviesen cubiertas, se frenaría ese trasvase, manteniendo su residencia donde tienen sus raíces. Por eso hay que empezar la casa por los cimientos y rediseñar la planta municipal de forma que todos esos pequeños Ayuntamientos, que ahora son incapaces por sí mismos de prestar esos servicios, se fusiones para crear otros con mayor capacidad económica.

El 60% de los Ayuntamientos españoles tienen menos de 1.000 habitantes, de los que 3.800 no llegan a 500 y 470 ni tan siquiera a 50, con lo que parece evidente que cualquier medida vaya a tener efectividad.

Además, a los Ayuntamientos de menos de 1.000 habitantes la prestación de los servicios les cuestan a sus vecinos un 32,5% más que a otros habitantes con una carta de servicios mucho mayor. Les resulta más caro prestar los servicios básicos, entre ellos los servicios sociales, siendo, además, de mucha menor intensidad, y a mayores soportan unos gastos generales, y por lo tanto improductivos, prácticamente del doble que estos otros más grandes. Y la solución pasa inexcusablemente por aumentar el tamaño de los Ayuntamientos a través de la fusión, que a mayores les reportaría un incremento de hasta el 27% sobre los recursos y la reducción del volumen de gasto, consiguiendo con esto mejorar y aumentar el nivel de vida de sus vecinos.

Se trataría de hacer justicia social sin sacrificar la naturaleza de los Ayuntamientos, sino adaptándolos a la nueva realidad y, de paso, equipararlos a la mayoría de países europeos de nuestro entorno, que ya hicieron este proceso a mediados del siglo pasado.

No asumir esto es condenar a la población que no puede o no quiere abandonar los pequeños municipios rurales a la supervivencia a cambio de seguir manteniendo unas estructuras municipales absolutamente inoperantes y gravosas, tanto para el interés particular como para el general de la propia Administración Local.

Alejandro de Diego

Secretario Admon. local