Opinión

¿Me lo envasa, por favor?

Cuántas veces hemos ido a comer a un restaurante y, ya totalmente saciados, hemos visto que el plato sigue medio lleno. Antes, esto no nos invitaba a nada más. Sin embargo, en los últimos años ha crecido la iniciativa de aprovechar esa comida. 

Según una encuesta de Irache, más de la mitad de los navarros, el 57%, pide en los restaurantes que les envasen la comida sobrante para llevársela a casa. Los que realizan esta práctica son ya un 11% más que los que lo solicitaban hace solo un año.  

El 27% de los ciudadanos no pide que le envasen la comida sobrante por falta de costumbre, un porcentaje que se ha reducido 9 puntos en el último año. Hay un 9% que no lo hace porque no le resulta cómodo y un 7% porque le da vergüenza. 

Por tramos de edad, lo hacen con más frecuencia los menores de treinta años -71%- y con menos, los mayores de 65 años -49%-. 

Esta práctica permite que el cliente ejerza sus derechos, ya que ha pagado por toda la comida que se le ha servido, la consuma en el establecimiento o no. Junto a ello, es una medida que permite un mayor aprovechamiento de los recursos y colabora en un modo de consumo más sostenible. Además, esta práctica favorece la economía familiar.

Tengamos en cuenta que el 10% de los gases de efecto invernadero mundiales se emiten en la producción y gestión de alimentos que acaban tirados. O que, como término medio, cada persona desperdicia 75 kilos de restos alimentarios. La estimación es que anualmente en Navarra más de 115.000 toneladas de alimentos terminan en la basura.

Sin duda, los consumidores somos cada vez más responsables, también en el campo alimentario. Permítanme lanzar unas ideas, por si pueden ayudar a aprovechar mejor la comida: hacer una lista de compra con detenimiento; elegir los productos en función de su fecha de caducidad; congelar aquellos alimentos que no vayamos a consumir; ordenar los productos por prioridad de consumo; adquirir formatos que se ajustan al consumo de cada hogar; no dejarse guiar solo por la apariencia, algunas frutas o verduras “feas” son de mayor calidad que otras muy “bonitas”; si el desperdicio de alimentos es inevitable, separarlo convenientemente para depositarlo en el contenedor de materia orgánica o utilizarlo en otros puntos de compostaje.