Opinión

Sin cambio climático ni calentamiento global

Se oyen noticias meteorológicas y uno se pregunta dónde está el cambio climático. Estos días el termómetro está descendiendo en navarra a tres grados bajo cero. Y, además, está lloviendo copiosamente. Es decir, como siempre en estas fechas. En el norte de Europa está sucediendo una ola de frío muy intenso que nos obliga a preguntarnos dónde está ese calentamiento global; lo mismo podría decirse en otras zonas del planeta, por ejemplo en los EEUU, donde se han sucedido olas de frío que han convertido las calles de ciudades como Nueva York en ambientes gélidos de nieve y hielo. Y tampoco asistimos a ningún calentamiento global. Hace medio siglo, aparecían ya noticias que en el continente africano se sucedían sequías terribles que asolaban a las poblaciones humanas de países, por ejemplo, como Etiopía. Y esto ha seguido sucediendo así sin solución de continuidad. 

En la actualidad, desde algunos medios de comunicación se quiere trasladar una idea tergiversada de la climatología de la península ibérica, que siempre ha sido una tierra mucho más cálida que otras zonas de Europa. Solamente en la cornisa cantábrica y en la zona pirenaica se han producido fenómenos climáticos semejantes a los del norte de Europa. El Levante español se caracteriza por un cálido clima mediterráneo, y tenemos un sur que siempre ha destacado por unas temperaturas y un clima semejantes al Magreb. Esto ha sido siempre así y no podemos achacarlo a ningún fenómeno novedoso, como si hubiéramos conocido una España totalmente europea en cuanto a la climatología. ¿Por qué desde hace más de medio siglo los británicos y europeos de otras nacionalidades han proliferado por nuestras playas mediterráneas? ¿Por qué los jubilados de los países de mayor renta per cápita han elegido desde siempre el Levante español, las Islas Baleares, Murcia y Andalucía como si de un exilio se tratase? Obviamente porque el clima es mucho más cálido y seco. De hecho, ahí radica el éxito del turismo español, uno de los pilares de nuestra economía. 

Esa teoría del cambio climático y del calentamiento global se basa en falacias y en datos totalmente manipulados. Por ejemplo, el verano pasado se anunciaba a bombo y platillo como fenómeno meteorológico extraño e inusual que la temperatura ambiente alcanzaba los treinta grados cuando en realidad durante toda la vida se han alcanzado esas temperaturas a diario durante casi todo el verano. En Navarra sabemos muy bien que en la costa guipuzcoana las temperaturas son mucho más templadas en verano y por ese motivo solemos veranear en localidades como Zarautz y Getaria. En toda Navarra, durante las semanas de la canícula hemos padecido un calor agobiante; de ahí que en nuestro vocabulario tradicional encontremos palabras como galbana, que se refiere a la sensación de parálisis que produce el exceso de calor a la hora de ponerse a trabajar. Sin embargo, hoy mismo en ciudades como Zaragoza está nevando y habían anunciado nieve para la Ribera de Navarra, algo que tampoco es tan frecuente, ya que en la misma Pamplona nunca suele nevar más de dos o tres días al año, y ya ha habido algún día que hemos tenido nieve este invierno. Es decir, como siempre, ni más ni menos. 

Otra cosa es que se quiera combatir la contaminación, algo que compartimos todos. Pero de ahí a sacar conclusiones que no se corresponden con la realidad va un abismo. Y voy a poner un ejemplo de lo que ocurre con esa contaminación. Hace unos pocos años, existía una preocupación enorme por que las bolsas de plástico no se podían reciclar y se estaban acumulando, por ejemplo, en los fondos marinos. Pues bien, desde hace tiempo, en los supermercados nos ponen la compra en bolsas biodegradables, con lo que ya se ha solucionado o se podría solucionar ya el problema de las bolsas de plástico. Y así todo.