Opinión

Mario Gaviria, Maestro y Amigo

Me pide Mariano que escriba medio folio para glosar la figura de Mario Gaviria, en el homenaje que quiere dedicarle póstumamente en la Revista: Imposible.

Su personalidad intelectual, profesional y personal resulta, por su amplitud, poliédrica, quasi líquida y prácticamente inabarcable.

Heredero intelectual, desarrollador práctico y máximo exponente de las tesis del gran pensador francés Henry Lefebvre. Padre y difusor de la sociología analítica española y creador de la moderna sociología aplicada, que él llamaba “sociología de lo concreto”. Defensor e impulsor de las metodologías generalistas, transdisciplinarias y transversales a la hora de afrontar los problemas concretos en el urbanismo, la ordenación rural, la planificación del territorio y los recursos naturales, el turismo o la inclusión social, entre otros, y siempre con la finalidad de conseguir soluciones concretas a los mismos desde una visión utopista como forma de anticipación al futuro.

Humanista, inconformista, luchador inagotable contra la desigualdad y la exclusión social, el colonialismo económico expoliador de los recursos naturales de los territorios y sus gentes, el conservadurismo y el autoritarismo, defensor de una visión holística y placentera de la vida y de la posibilidad de hacerla efectiva de forma inmediata: “la buena vida, sin joder al prójimo en el peor sentido de la palabra”. Activista incansable desde los años 70 en post de la racionalidad y sostenibilidad en nuestra relación con el planeta y de una sociedad en la que deben desaparecer las relaciones de explotación y la alienación de los seres humanos. Introductor en España del ecologismo y la lucha antinuclear (al que la Ribera Navarra y el Valle del Ebro le debemos, cuando menos, el desestimiento del estado franquista en instalar una central nuclear en su corazón: Arguedas), visionario y primer impulsor en España de las energías renovables, la puesta en valor y conservación de los recursos endógenos. 

Pero ante todo generoso, buen amigo y maestro. La relación con él nunca estuvo mediatizada por el intercambio. Su principal enseñanza a los que tuvimos la suerte de formarnos y disfrutar de él y con él trasciende del pensamiento, la metodología y las técnicas de análisis y trabajo para enfrentarnos a los problemas de nuestra profesión: como personas tenemos la obligación moral de enseñar y compartir con los demás lo que otros nos enseñan y han compartido con nosotros para hacer de este mundo un lugar en el que podamos disfrutar y hacer disfrutar de la vida, una realidad grande y efímera. Gracias Mario.