Navidad, ese periodo lleno de alegría en el que queremos ofrecer lo mejor a nuestros seres queridos, darnos algún capricho que el resto del año no nos damos; unas veces por el precio y otras por la dichosa dieta que dejamos para enero. Seleccionar el menú no es tarea sencilla, pero una vez decidido, es hora de elegir el vino. En esta elección también radica el éxito de la cena.
Teniendo en cuenta la diversidad de productos en una mesa navideña, y si hemos de seleccionar un único vino, a mi juicio, seleccionaría uno que armonice muy bien con la mayor parte de las recetas que preparamos en estas fechas y que sea capaz de agradar a prácticamente todos los comensales. Se trata de vinos tintos, no especialmente intensos o blancos y rosados con cuerpo, como pueden ser algunos fermentados en barrica.
Empezamos con los blancos, Izadi, un Rioja elaborado con variedades autóctonas y con un ligero paso por barrica pero en el que predomina la frutosidad.
Seguimos con los rosados, sin duda os recomiendo un navarro, La Huella de Aitana, que con un pequeño paso por la barrica, os llamará la atención.
Continuamos con el tinto que ha de ser amable, ir de la mano de los platos, un Pinot Noir, por ejemplo, y, en este caso, una edición limitada de Utiel-Requena, Cerrogallina.
Para terminar, os recomiendo probar las cremas de licor de La Fabulosa, tiene sabores para todos los gustos.
!Feliz Navidad!
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