Una mujer

Mi abuela.

La que contaba

aquel cuento del ratón.

y, aunque el mismo,

lo escuchábamos

con muchísima emoción.

Mi abuela:

que en la noche

para aliviarte la tos,

posaba su mano cálida

debajo del cobertor

esperando en el silencio

al sueño reparador.

Mi abuela:

que en las mañanas

de invierno,

poco antes de levantar,

en la cama entre las mantas

nos repartía aquel pan.

Pan duro “del de ayer”

comido con mucha unción

en perfecta comunión.

Una mujer:

Mi abuela,

que con nostalgia

y morriña,

recordaba yo de niña

en las tardes amarillas

de la escuela.