Opinión

El silencio de los corderos

El pasado día 7 de marzo se celebraba la última Junta General ordinaria de la Comunidad de Bardenas. En ella se aprobaba el presupuesto y se reelegía la nueva comisión permanente y el nuevo presidente de este ente tradicional, sin ningún voto en contra.

Un presupuesto de 12,9 millones de euros, donde está incluida la subida salarial del presidente de la Comunidad de Bardenas, y también de los vocales. El señor Agramonte va a cobrar, a partir de este año, el doble de lo que venía cobrando hasta ahora, 35.000€ al año por dedicar 20 horas más de trabajo, no sabemos muy bien en qué… lo que tenemos claro,  es que el negocio de la guerra es un buen negocio para algunos. Semejante subida de sueldo, sin cuestionamiento alguno, sólo puede proceder de los botines de guerra que se ensayan en esta misma tierra.

Un oscuro negocio, silenciado incluso por aquellos que se posicionan en contra de la presencia militar en este parque natural, que este año ya sufre las terceras maniobras, intuimos que con fuego real, en un paraje natural habitado y continuamente visitado por miles de turistas.

La Comunidad de Bardenas  aprueba presupuestos manchados de sangre, dinamiza el turismo de riesgo, sin llamar la atención ante las continuas maniobras con fuego real y se suma a los congresos de la vida buena sin sonrojo,  sin que ninguno de sus miembros se muestre en contra de esta compra de voluntades, ¿qué aprobarán en la próxima junta? ¿Tarjetas Black? ¿O es que ya las hay?

 Pues claro que sí… la vida buena es eso, hacerse rico a costa de la barbarie de la guerra, rezar a dios para tener la conciencia cristiana bien tranquila y guardar silencio, el silencio de los corderos, ante la vergüenza cotidiana de alquilar estas tierras para que la OTAN  las bombardee cuando quiera.

Bardenas Libres