Opinión

Salud, prosperidad y pacto constitucional

Pronto quedará atrás este año 2020, un año para olvidar. Para olvidar todo, excepto a las víctimas de la pandemia, quienes deberán permanecer en nuestra memoria. Tampoco podremos olvidar a todas aquellas personas cuyo trabajo ha permitido salvar vidas, a quienes siempre deberemos mostrar nuestra más sincera y profunda gratitud. 

Este annus horribilis también nos deja la preocupante constatación de que la arquitectura constitucional  corre el riesgo de ser demolida más pronto que tarde. La deriva política tanto del Gobierno de España como del Gobierno de Navarra, en su entrega y alianzas con el independentismo vasco y catalán, son un torpedo más en la línea de flotación del pacto constitucional de 1978. 

En los umbrales del año próximo, uno no puede más que desear, sin duda, que el nuevo calendario traiga salud y prosperidad, pero me permitirán los lectores, que en mi deseo también esté la voluntad de recuperar el pacto constitucional. Urge volver al entendimiento y pacto entre constitucionalistas para fortalecer el edificio democrático, para salvaguardar la unidad nacional y para garantizar que Navarra siga siendo una Comunidad Foral diferenciada e integrada en España. Y solo así, cuando haya salud, también habrá prosperidad.