Opinión

La Ribera merece otra cosa

En las últimas semanas hemos asistido dentro del Consorcio Eder a una serie de situaciones en torno a la figura de su gerente que me han llevado a redactar estas líneas como expresidente de dicha entidad.

Hace ahora poco más de tres años, tras un año inicial de conocimiento de la entidad, cuando se produjo dentro de Eder lo que ahora alguien podría tener la tentación de asemejar a lo ocurrido en fechas recientes, nada más lejos de la realidad. En el verano de 2016 la Comisión Ejecutiva de Eder unánimemente compartió un diagnóstico sobre la situación de la entidad, así como una hoja de ruta clara. Tanto los representantes políticos como las entidades privadas presentes en la Comisión Ejecutiva consideraron que era necesario un giro de 180º y para ello era imprescindible un cambio en la gerencia de quien la había ostentado durante los últimos 15 años. Se necesitaba una gerencia que volviera a transformar Eder en lo que nunca debió dejar de ser, la principal entidad dinamizadora de la Ribera y quien elaborara una estrategia comarcal inexistente desde hace unos 20 años. Consenso en el diagnóstico y en el primer paso a dar. A partir de ello se inició un dilatado proceso de selección para la gerencia a través de una consultora, que analizó a más de 140 candidatos a través de diferentes pruebas de selección, entre los que fue seleccionado por una amplia mayoría de la Comisión Ejecutiva Abel Casado en otoño del 2016.

Se eligió a Casado por su amplia experiencia en torno a la elaboración de planes en el conjunto de la Ribera, por su conocimiento de las entidades municipales así como por una importante orientación al logro de objetivos (integrándole por ello un variable dentro de su salario para la obtención de éstos).

Desde ese momento hasta hoy el cambio en Eder ha sido más que evidente. Se ha elaborado la Estrategia Comarcal de Especialización Inteligente de la Ribera, con 25 retos y 50 proyectos estratégicos, a través de un amplio proceso donde brilló la participación del conjunto de agentes de la Ribera. En paralelo se fueron desarrollando diferentes proyectos del ámbito del turismo y otros sectores hasta un total de 20 puestos en marcha a día de hoy, así como una reorganización del Consorcio alineando los diferentes servicios con la estrategia comarcal. Se produjo un importantísimo incremento en las subvenciones obtenidas por el Consorcio, tanto provenientes del Gobierno de Navarra como de la Unión Europea, así como un aumento exponencial de los proyectos presentados por las diferentes entidades, públicas y privadas, a las convocatorias de ayudas Leader.

Sin embargo, a pesar de estos logros, en las últimas semanas hemos asistido a un intento de relevo en la gerencia del Consorcio tratando además presentarlo como algo natural, potestad del presidente del Consorcio y alcalde de Tudela, Sr. Toquero, y asimilarlo a lo acontecido hace tres años. Nada nada más lejano a la realidad, las diferencias son más que notables.

No ha existido un diagnóstico compartido con las entidades públicas y privadas por parte del Sr. Toquero en el seno del Consorcio. De hecho hubo un intento de proceder al cese del gerente en el punto de ruegos y preguntas, es decir, sin ser incluido en el orden del día, para sorpresa y malestar de muchos miembros de la Comisión Ejecutiva, quienes debían votar dicha propuesta, sin haber podido debatirla previamente en los órganos rectores de cada una de sus entidades.

Siendo imposible la votación de semejante atropello por un tema procedimental, se convocó una nueva comisión ejecutiva en la que de nuevo el presidente planteaba no sólo el cese del gerente sino también que la Comisión Ejecutiva delegase en el alcalde la facultad de elegir vía libre designación al futuro gerente, facultad que reside en la propia Comisión Ejecutiva y no en el presidente por indicación en los estatutos que además determinan que ha de cumplir un perfil técnico. Todo bajo el argumento de que es necesario otro perfil, más relaciones públicas (incluso en conversaciones privadas diciendo más político). Rompiendo de raíz el intento tres años atrás de profesionalizar en mayor medida el Consorcio, donde tanto la figura del gerente como los diferentes acuerdos adoptados en la Comisión Ejecutiva han sido tomados por unanimidad en la mayoría de los casos.

Por último, y más grave que la falta de diálogo, la ausencia de un diagnóstico compartido con el resto de entidades, la intención de desprofesionalizar la figura del gerente y el intento de retirar la competencia de elección del gerente a los miembros de la Comisión Ejecutiva, es la total irresponsabilidad del presidente del Consorcio tensionando la entidad hasta casi provocar un cisma en la misma por un capricho político.

El Consorcio se ha caracterizado, bajo el liderazgo de Abel Casado y su equipo, por ser una entidad dinámica, cercana a sus consorciados, transparente, que rinde cuentas y que ha ido poco a poco haciéndose más presente en el diseño del hoy y del mañana de la Ribera.

No conocemos los argumentos que hay detrás del intento de cese del gerente, pues los expuestos por el Sr. Toquero no se sostienen; “la Ribera necesita una nueva estrategia y creo que el perfil de un técnico como el actual no coincide para los importantes retos que se nos afrontan para la Ribera (Canal de Navarra, TAV, carta de capitalidad, impulso económico y turístico, etc).”, “Un interlocutor que defienda los intereses de toda la Ribera”. Los proyectos citados están presentes en la actual estrategia comarcal, por lo que habría que saber por qué considera que no es actual una estrategia con apenas 2 años de vigencia. Por otra parte no creo que realmente pueda defender que el actual gerente no esté defendiendo excelentemente los intereses de la Ribera, los datos certifican todo lo contrario.

La Ribera merece que se respete a todos sus agentes, a los empresarios, a las entidades sociales, a los ayuntamientos, a los sindicatos, a todas las entidades, a su capacidad para proponer, hacer y deshacer de manera consensuada. Los últimos 3 años han sido un ejemplo de ello. La Ribera merece que se respete el trabajo bien hecho y en Eder en el último tiempo hay mucho de ello. Por supuesto habrá muchas cosas por mejorar, ¡la estrategia es al 2030 y es responsabilidad de todos, y todas, no sólo del equipo del Consorcio, llevarla a término! La Ribera merece que no juguemos con ella, que no tratemos de patrimonializarla políticamente, que no la manoseemos con el riesgo de enconar y romper consensos como se ha hecho en estas últimas semanas por parte de quien debiera ser más cuidadoso, el Alcalde de su Capital y presidente del Consorcio Eder.

La Ribera merece otra cosa.