Navarra

Rehabilitación energética desde el interiorismo

Muchos de nosotros vivimos en viviendas antiguas, construidas con niveles de confort y necesidades diferentes a las actuales. Sin embargo, la adaptación de estas a las nuevas exigencias de bajo consumo y alta eficiencia energética manteniendo los niveles de confort recomendados resulta en ocasiones complicado.

La rehabilitación energética de fachadas, por el exterior, exige tanto un acuerdo mayoritario de los vecinos, como la viabilidad técnica de su ejecución. También existen edificios que no pueden ser rehabilitados por el exterior simplemente por el valor histórico estético de sus fachadas. Así, los casos son amplios y variados, no existe una fórmula universal en rehabilitación.

Sin embargo, la rehabilitación energética desde el interior, vivienda a vivienda, puede resultar muchas veces la solución. De hecho, llevamos años realizando mejoras en nuestras casas que nos han permitido ahorrar: los cambios de ventanas y la sustitución de calderas, por ejemplo, han permitido reducir el gasto energético y mejorar el confort térmico. Han sido soluciones puntuales pero prácticas y efectivas, un vecino puede cambiar las ventanas por su cuenta, sin otro condicionante que no sea por ejemplo el material o el color de la carpintería. 

Además, la rehabilitación interior nos permite realizar estas mejoras de manera integral, o paso a paso si queremos. Un esquema que se puede seguir es el siguiente:

1. Mejora de la envolvente térmica opaca. Esto consiste en añadir aislamiento térmico tanto en fachadas y cubiertas, como en tabiques en contacto con portales o suelos en contacto con locales no calefactados. Además, existe una gran variedad de productos de mucha calidad en el mercado: naturales, derivados del petróleo, minerales, algunos de ellos fabricados en Navarra.

2. Mejorar la envolvente térmica transparente; el cambio de ventanas con carpinterías y vidrios de altas prestaciones. Es importante que la ventana venga acompañada con un sistema de sombreamiento para evitar el sobrecalentamiento en verano.

3. Eliminar los puentes térmicos aislando adecuadamente los rincones donde pueden aparecer condensaciones y moho. Este punto es tan importante tanto por su capacidad de ahorrar energía como por el problema de salud que provoca el moho.

4. La mejora de la hermeticidad y estanqueidad al aire. Es un campo poco conocido hasta ahora, pero que evita la entrada de aire frío en invierno y caliente en verano. Se trata de sellar las ‘costuras’ de nuestra envolvente: encuentros entre ventanas, muros y techos.

5. Mejora de los equipos e instalaciones térmicas y de ventilación. Como hemos reducido la cantidad de energía necesaria para calentar en invierno y enfriar en verano, gastaremos menos con las instalaciones existentes. En el caso de necesitar sustituir algún equipo por avería o por haber quedado obsoleto, podemos optar por otros de menor consumo. Existen también equipos de ventilación con recuperación de calor que aprovechan el calor del aire interior que renovamos al ventilar, con un considerable ahorro de energía.

Se pueden adoptar estas medidas una a una o en conjunto, de una vez o en varias, puesto que cada una de ellas aportará una parte de ahorro y de mejora en el confort de la vivienda. 

La recomendación es en todo caso medir, cuantificar la demanda y la rentabilidad de cada medida. Al respecto, existe la normativa de obligado cumplimiento como el CTE, estándares de alta eficiencia energética como PASSIVHAUS, o de sostenibilidad como LEED, BREAM y VERDE. Para encontrar la solución óptima en cada proyecto, resulta imprescindible contar con el asesoramiento de un técnico.

Las exigencias en cuanto a ahorro energético en la construcción van aumentando año tras año, las directivas europeas se dirigen hacia edificios de consumo casi nulo, en definitiva, las obras de interiorismo no deben de ser ajenas a esta tendencia.

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