Opinión

Las profesionales de Enfermería de Tudela no merecen una discriminación así

Es indigno, irrespetuoso y poco honesto con una profesión como la Enfermería adoptar una postura de indiferencia absoluta hacia el trabajo que han venido realizando sus profesionales desde que comenzara la actual crisis sanitaria originada por el coronavirus. Y sí, esa es la actitud que han adoptado los mandamases del Área de Salud de Tudela al dar largas, buscar excusas y  retrasar la compensación económica -ganada con creces tras numerosas prolongaciones de duras jornadas- a las enfermeras y enfermeros de Atención primaria de esta área. 

Esta situación abochorna a cualquiera que haya comprobado in situ la enorme capacidad de las profesionales de Enfermería, tanto de las jefaturas que han tenido que organizar en cuestión de horas una cobertura asistencial que garantice que nadie se quede sin una atención de calidad en un momento de enorme confusión y desinformación y gran riesgo, como de las enfermeras y enfermeros que han dado el 100%, doblando turnos de 12 horas sin rechistar y dejando en un segundo plano la situación personal y de salud de cada uno de ellos. Y que después de este esfuerzo mayúsculo, nos veamos obligados a presionar a los que trabajan con la corbata y el tacón para que efectúen lo que prometieron al principio de la crisis, nos produce verdadera repulsión.

Las enfermeras y enfermeros de Atención Primaria del Área de Salud de Tudela se merecen el mismo respeto y consideración que el resto de profesionales sanitarios que componen los equipos. La misma respuesta, información y condiciones que todos los demás. Se merecen de la administración la misma profesionalidad que se les exige a ellas y ellos ante una situación laboral determinada, sea esta pandemia o cualquier otra. 

La inmoralidad imperante en algunas personalidades que trabajan desde los despachos, sin bajar “al barro”, sin conocer el sufrimiento que implica trabajar jornadas interminables con un riesgo mayúsculo, roza lo detestable. Una forma de actuar que les lleva a deshacerse en halagos y elogios delante de las cámaras, y por detrás a aprovecharse de la normativa a favor de la Administración para tratar de no cumplir lo que dicta la normativa.

Hoy es el la información y el retraso de meses en el pago del complemento de Productividad COVID, ayer fue la cobertura de cupos, la sustitución en las vacaciones, los nimios complementos de riesgo… mañana será otra cosa pero, siempre, con un denominador común: el ninguneo a la Enfermería y sus profesionales. La Administración es experta en crear agravios comparativos y discriminaciones en cada decisión que toma y esto debe acabar. Tienen la obligación de respetar esta profesión de una vez por todas.  

Duele comprobar cómo siempre, con una excusa u otra, es la Enfermería la que sale perdiendo, a la que se le ningunea sin ningún atisbo de arrepentimiento, como a un perro apaleado una y otra vez porque nunca se queja y siempre vuelve. Duele ver a compañeras y compañeros indignados y frustrados por ver cómo, una vez más, la administración utiliza sus artimañas y recovecos legales para alargar el pago e, incluso no pagar si no llegamos a hacer la presión necesaria, un sobresfuerzo que toda la población ha visto y agradecido a diario. Sin embargo, en ocasiones, el animal se convierte en bestia y se vuelve contra su injusto dueño. Y llegará un momento, más temprano que tarde, que los que trabajan con gusto, dando su tiempo, sacrificando a su familia y su salud, empiecen a “morder”. Y tendrán razones. 

La Enfermería es un bien muy preciado en nuestro sistema sanitario. Si con esta pandemia la administración no ha aprendido a poner el valor donde realmente reside, sus mandamases no merecen estar ahí y deberían dimitir. 

Pedro Aicua Zalduendo
Delegado de SATSE Navarra en el Área de Salud de Tudela