Solemos equivocarnos al convertir nuestras incertidumbres y dudas en gestos, planteamientos y aseveraciones rotundamente negativas.
De ese modo, nuestros prejuicios anulan nuestro juicio convirtiendo la razón en algo visceral, alejado de toda lógica o, símplemente, fundada en afirmaciones categóricas, tan simples, que lastiman la realidad y al prójimo.
Siguiendo esa lógica lastimera y triste, estos días que se están dando a conocer las listas que agrupaciones y partidos van a presentar a las próximas elecciones locales, no dejo de escuchar improperios, comentarios y juicios de valor que prejuzgan a las personas que de forma voluntariosa se animan a participar en los comicios de una forma destacada: Pretendiendo ser los representantes de sus convecinos en los ayuntamientos.
Las estrellas de luces más brillantes se contemplan mejor las noches más oscuras, de modo que confiemos en todas esas personas que, en cada villa, aldea o ciudad de nuestro entorno están dispuestas a arrimar el hombro por su pueblo, por negro, muy negro, que se vea el panorama...
