Opinión

¿Para cuándo la diplomacia?

He manifestado mi absoluto desprecio por los asesinos que han matado a periodistas y ciudadanos franceses, y no tengo ninguna duda en salir a la calle y mostrar la solidaridad con quien sufre.

Pero pienso que los muertos no valen lo mismo si son de los nuestros o sus muertes se producen a miles de kilómetros de nuestra civilización. La rapidez y profusión con la que los medios tratan estos actos de terrorismo, a manos de otros asesinos en nombre de otras causas e intereses, no son las mismas.

No hay razones para el asesinato de personas invocando no sé qué razón. Pero la triste realidad es que todos los días y a todas las horas en este planeta se cometen sistemáticamente asesinatos que son tratados de forma desigual.

No soy experta, pero me pregunto, ¿dónde están los ministros de Asuntos Exteriores?

¿Dónde queda la diplomacia entre Estados en estos momentos críticos? ¿Dónde está el interés de los mandatarios por evitar que otra catástrofe pueda volver a producirse con vaya usted a saber cuántos muertos?

A la vista de los hechos, no interesa, ni parece tener sentido que los responsables de los ministerios se reúnan, porque no se pondrían de acuerdo y porque no interesa importunar a los que tienen el verdadero poder.

Sin duda es más fácil suprimir la Libertad en beneficio de la Seguridad, que sentarse con un plan de acción global para solucionar los grandes problemas en Irak, Siria, Afganistán, Palestina, Sahara y otros muchos que no soy capaz de recordar.

No hacen ni tan siquiera el intento de poner los ojos sobre los verdaderos conflictos.

La Diplomacia es uno de los resortes que hay que activar en momentos de guerras, de violencia incontrolada, de necesidad de apaciguar los problemas creados interesadamente y, sobre todo, en circunstancias en las que se comprueba que es la única solución.

Diplomacia es lo que en estos momentos hace falta.