Opinión

Origen de la Navidad

Aunque estas fechas destacan por sus luces, árboles navideños, regalos, comidas y celebraciones, quiero recordar personalmente el origen histórico de estos días: Jesús de Nazaret. 

Al escuchar este nombre, muchas personas sufren lo que en psicología viene a llamarse “distorsión cognitiva”, es decir, una “alteración del pensamiento”. Dichas personas asocian automática e inconscientemente tal nombre, con los siguientes conceptos: “religión”, “iglesia”, “biblia”, “catolicismo”, “cristianismo”, “dogma”, “dios”, “divinidad”, “castidad”, “opresión”, “hipocresía”… Habría un sinfín de asociaciones.

Algo similar ocurre al escuchar la palabra “cáncer”, ya que muchas otras personas lo asocian automática e inconscientemente a “muerte”, produciéndose de nuevo una alteración del pensamiento. Pues ni “cáncer” significa “muerte”, ni “Jesús” significa “iglesia” y “religión”.

Jesús significa amor, compasión, solidaridad, unidad. Y “Navidad” es el tiempo en que nuestra cultura recuerda el momento en que esta persona apareció en este planeta que compartimos todos los seres humanos que pasamos por él. La diferencia entre él y nosotros es un gran misterio, pero lo que no es un misterio es que fue una persona, un ser humano, igual que somos todos nosotros. 

La vida que llevó y enseñó Jesús ha inspirado a tantas personas, que algunas han decidido seguir su ejemplo, tratar de vivir con los valores que predicó él, y que universalmente se han resumido en uno: ama al prójimo como a ti mismo. Prójimo significa “próximo”. Así que amar al prójimo como a nosotros mismos significa tratar a aquel o aquella con la que convivo, con la que trabajo, con la que comparto mi existencia, aunque sólo sea por un lapso de segundos… con el mismo amor con el que me trato a mi mismo, a mi misma. El gran problema estriba en que muchos de nosotros ni siquiera hemos llegado a amarnos a nosotros mismos… y por lo tanto no sabemos cómo amar al próximo. El resultado: una sociedad sin amor.

Sirvan estas Navidades pues, para recordar el paso de Jesús por la Tierra, así como para recordar el mensaje que dejó a su paso. El ser humano ha interpretado de mil maneras este mensaje, perdiendo a veces su esencia principal. Por eso, se hace necesario investigarlo. Y los tudelanos tenemos la gran fortuna de tener en nuestra ciudad a un verdadero investigador de este mensaje; Sixto Iragui. Un exégeta contemporáneo que interpreta de forma comprensible el mensaje del llamado “Jesús histórico”, a la vez que lo “traduce” al lenguaje del siglo XXI, mostrando cómo poder aplicarlo a nuestra vida cotidiana.

Sé que en el momento que Sixto lea esto me va a “matar”, pero desde mi humilde alevosía quiero lanzar la invitación a todo aquel interesado o interesada en conocer el mensaje “actualizado” de Jesús, a unirse a nuestro grupo de estudio del amor que vivió y predicó. Sería un gran regalo de reyes aprender a amarte a ti mismo, a ti misma, aprendiendo a amar al “próximo” que está en tu vida.

Dr. Román Gonzalvo
Psicólogo Sanitario
www.romangonzalvo.com