En las fechas que se aproximan, por ser la Navidad un periodo de recogimiento familiar y encuentro fraternal, las personas acentuamos nuestros sentimientos en quienes sufren circunstancias adversas y fijamos la mirada en las personas más desfavorecidas de la sociedad. Pero también es un periodo de esperanza y de confianza en la realización de objetivos y propósitos, no sólo personales sino también colectivos.
Corren tiempos difíciles, que exigen poner en valor algo que forma parte de la tradición común y del patrimonio social de este Viejo Reyno de Navarra, y que es la cooperación, el pacto, el entendimiento y la concertación: la mejor forma, al menos es mi opinión, de abordar con éxito los problemas actuales y los retos de futuro.
El año que viene, además, se cumplen 30 años del Amejoramiento del Fuero, la “Constitución” de Navarra, el marco legal que, junto con la Constitución Española, son fruto del consenso mayoritario de los ciudadanos y han procurado el mejor periodo de estabilidad, de progreso y de libertad que se haya conseguido nunca en la historia milenaria de Navarra.
El Amejoramiento del Fuero también nos enseña que con unidad y entendimiento la sociedad es capaz de alcanzar las metas que se proponga. Por eso, en estos momentos de especial dificultad económica, debemos emular el espíritu que llevó a la aprobación de este marco de convivencia para buscar la colaboración de administraciones, partidos políticos, agentes económicos y sociales, etc.
La sociedad navarra en su conjunto exige de sus representantes públicos responsabilidad, ejemplo y saber estar a la altura de las circunstancias. Por ello, es necesario poner todo el empeño, todo el esfuerzo, toda la capacidad de diálogo y encuentro para superar las diferencias y cumplir las aspiraciones y anhelos colectivos.
No tengan ninguna duda de que se puede hacer, que merece la pena dedicarle “alma, corazón y vida” a esta tierra, y trabajar por que los navarros sigan mirando al futuro con ilusión y esperanza. Feliz Navidad a todos.
