Opinión

Lo tenemos tan cerca...

Lo tenemos tan cerca que a puro de pasar por delante de nuestro Museo Muñoz Sola no apreciamos el encanto de las obras que alberga y le dedicamos poco tiempo al disfrute de sus colecciones temporales.

He tenido la enorme suerte de recorrer parte de las estancias donde se expone estos días el trabajo de Juan Belzunegui. No conocía personalmente al artista y si tengo que describir la sensación que me produjo este encuentro es de un enorme placer. Es un lujo que una persona experta explique la obra a contemplar y, en este caso, Juan es un enamorado del arte y sabe con sus explicaciones llevarte a épocas, tiempos y autores que yo desconocía, con una magia especial.

La suerte que tenemos es que él se presta a esas guías museísticas.

Todos los días debiéramos tener la oportunidad de reservar un momento de nuestra jornada para dedicarlo a cualquiera de las artes que podemos contemplar en nuestra ciudad. Desde el paseo por nuestro casco viejo, hasta visitar expresamente nuestros palacios, escuchar un concierto, ir al cine o acudir a una de las múltiples exposiciones que tienen lugar en Tudela.

Nuestra ciudad es un pequeño tesoro cultural porque en una población relativamente pequeña hay artistas de las más variadas  tendencias y estilos y, sin embargo, algo pasa cuando no se disfruta de tanta y variada oferta.

Creo que es momento de pararnos a reflexionar y comprobar si somos capaces de hacer de Tudela centro de referencia cultural.

Ya no sirve para una ciudad sólo el modelo de crecimiento económico, la equidad social y el equilibrio ambiental si descuida la cultura. En estos momentos de crisis a muchos niveles, La Cultura, debe ser una oportunidad en el más amplio sentido de la palabra. Y hago mía la reflexión de Jordi Pascual, de la Universidad Oberta de Catalunya, cuando manifiesta que los actores culturales deben luchar por lo estratégico de ella y que sea considerada el cuarto pilar de la sostenibilidad.

Por su parte, el informe mundial sobre la cultura para el desarrollo urbano sostenible de la UNESCO de 2016, dice que el papel de la cultura ha adquirido una relevancia creciente en las estrategias de regeneración urbana. Es, según el informe,  un papel esencial en el diálogo, la cohesión social y la atenuación de los conflictos, a través de un gran número de iniciativas culturales nacionales y trasnacionales destinadas a aliviar las tensiones étnicas.

Un estudio del Observatorio Vasco de la cultura habla sobre los patrones de su consumo por parte de los jóvenes, indicando que están muy interesados en la producción cultural pero se sienten insuficientemente representados en las instituciones. El análisis de los nuevos patrones de cultura, continúa el informe, será vital para la sostenibilidad de las instituciones encargadas de ello. Termina dicho informe con unas recomendaciones que me parecen oportunas para esta reflexión.

1.- No existen fórmulas únicas y de resultado inmediato en el consumo y hábitos de la cultura.

2.- Es necesario diagnosticar la situación de la demanda y acceso a la cultura de distintos colectivos con una estrategia integral combinando medidas de distinta naturaleza.

La cultura necesita entidad y agenda propia. Me mueve la inquietud porque estoy convencida de que Tudela y la Comarca tienen potencial importante para que se trabaje con personas expertas que evalúen el impacto cultural que se ofrece y el que se puede lograr.

En la parte que le toca a la administración pública, es ella la que debe reflexionar y, sin tratarse de institucionalizar la cultura, parece necesario darle el valor que le corresponde para la sostenibilidad, permitiéndola que crezca, se instale y forme parte del paisaje cotidiano de las personas.