Tudela

Toda una tormenta de ideas acerca de San Nicolás

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"En lo que llevamos de debate han surgido más ideas que en todos los años en los que se lleva dando vueltas al problema de la iglesia de San Nicolás". Este comentario de Javier Navarro, uno de los ponentes en la mesa redonda sobre el deteriorado edificio que ayer organizó la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, pone de manifiesto la gran utilidad de  la iniciativa de cara a aportar diferentes puntos de vista sobre cómo solucionar al acuciante problema que supone el desgaste del templo para los vecinos del barrio.

Además de Navarro, otros cinco ponentes tomaron parte en la charla-coloquio que moderó Juan Luis Chueca, miembro de la Asociación. Cada uno analizó las posibilidades de actuación desde su punto de vista concreto, ya fuese arquitectónico, histórico o social. Amaya Zardoya, técnico del Museo de Tudela; Jesús Mari Ramírez, abogado urbanista; y los arquitectos Miguel Carasusán, José Ignacio Zuazu y Fermín Margallo manifestaron sus posturas ante una abarrotada sala del Palacio Marqués de San Adrián. Numerosos vecinos y políticos locales se mostraron muy interesadas ante las ideas desgranadas por los miembros de la mesa.

La conclusión sobre qué hacer con San Nicolás no fue unánime. Con una partida ya presupuestada de 560.000 para una primera fase de consolidación del edificio, solamente Miguel Carasusán y Jesús Mari Ramírez manifestaron que no sería descabellado derruir el templo, desacralizado y actualmente propiedad del Ayuntamiento de Tudela. "No creo que merezca la pena gastarse el dinero que se ha comentado en acondicionar San Nicolás. Una buena solución sería mantener sólo las partes importantes y no derribar todo el templo, para poder construir una casa de artesanos con talleres en la planta baja y viviendas en la primera y segunda", dijo Carasusán. Ramírez, por su parte, insistió en dejar de llamar iglesia a San Nicolás. "No es una iglesia, es un edificio, un elemento del paisaje urbano, una fachada de ladrillo ciego. Hay que cambiar el paradigma, y no hablar de rehabilitación de edificios sino de regeneración urbana", apostilló Ramírez.

"No creo que merezca la pena gastarse tanto dinero como el estipulado en rehabilitar San Nicolás. Mantener las partes importantes y valiosas y construir una casa de artesanos sería una buena solución"

Miguel Carasusán, arquitecto y director de la ORVE de la Ribera

En la línea del mantenimiento del patrimonio coincidieron Amaya Zardoya y Fermín Margallo. Zardoya destacó que "San Nicolás dice mucho de la historia de Tudela y Navarra". "El conjunto escultórico de su tímpano se encuentra sólo en cinco ciudades españolas, y es una joya del románico hispano", explicó. "Si Sancho VII El Fuerte continuase enterrado allí, como en su día lo estuvo, probablemente ni plantearíamos la posibilidad de derribar el templo". Fermín Margallo opinó que "si un pueblo olvida su historia, no tiene mucho futuro". "San Nicolás debe ser rehabilitado sí o sí. Debemos gastar el poco dinero que tenemos en acometer esa mejora".

"No hablemos de iglesia, sino de edificio. San Nicolás es un elemento del paisaje urbano, una fachada de ladrillo ciego. Hay que cambiar el paradigma, y no hablar de rehabilitación de edificios sino de regeneración urbana"

Jesús Mari Ramírez, abogado

José Ignacio Zuazu y Javier Navarro, por su parte, consideraron que la gestión del patrimonio en el caso de San Nicolás no ha sido la adecuada. Navarro, desde el punto de vista económico, aseguró que "para la rehabilitación hay comprometidos ya 800.000 euros, contando también los costes que en su día tuvo la compra". "No soy partidario de tirar San Nicolás, pero tampoco de meternos a rehabilitarlo a tontas y a locas. Las soluciones intermedias, como las que han surgido en esta mesa, están ahí", espetó. Zuazu señaló que comprende "el problema económico actual", pero que "no se pueden dejar hundir estos edificios". "Derruir las capillas laterales y crear un gran atrio conservado y protegiendo el tímpano me parece una opción interesante", desgranó el arquitecto.