Falta confianza, no es otra cosa. Además de proyecto para Tudela y la Ribera, que es harina de otro costal y no viene hoy al caso, la vida -y la economía- se fundamentan en la confianza, y ésta requiere de esperanza. No tiene más... ni menos.
El año se avecina complejo, porque siempre son extraños los años electorales. Y este 2015 que se avecina viene cargado de citas políticas. En mayo las Elecciones Municipales y Autonómicas, y a final del ejercicio las Generales y, al menos en Navarra, la incertidumbre sobre lo que depararán las urnas termina por alcanzar la economía y el espíritu colectivo, que se debate entre la preocupación y el miedo, y se respira extraño, apesadumbrado, confuso y tosco, y eso nos perjudica.
En cualquier caso, es necesario que demos tiempo al tiempo, que sepamos entender que estos son los ritmos normales con que debe contar la vida -y la política- y que día que pasa no vuelve. Razón por la que no podemos sino ver 2015 con espíritu crítico, sí, pero también con el ánimo despierto y las ganas de salir adelante a plena intensidad. Sin temor, sin dudas, porque la vida es eso mismo, ponerse por montera las contradicciones del día a día y saber sacar provecho de cada oportunidad, de cada situación, de cada momento con que nos enfrentemos.
Porque la vida es eso, sueño. Sueño, confianza y esperanza
