Como somos de casa, no hay que sentir la obligación de querer ser original, me parece. Los navarros sabemos divertirnos de una manera singularmente abierta. Y en la Ribera tenemos fama de carácter extrovertido. Unimos a una festividad de carácter religioso —en Tudela, nuestra Patrona, Santa Ana, Madre de la Virgen—, los lazos propios de la diversión, casi siempre ruidosa y compartida con todos, porque no nos han enseñado a hacer exclusiones con nadie.
Sabemos que la mejor edad para vivir las fiestas es el presente. Los jóvenes, con su estilo. Los niños, a su aire, con lo que será imborrable en la memoria. Quienes ya empiezan a tener la experiencia de los años buscarán sus motivos y sus razones y su propio programa festivo.
A todos, a tudelanos y tudelanas y a quienes vengan de todas partes a disfrutar de nuestras fiestas, les deseo que pasen unos días llenos de alegría y de pasión por festejar este tiempo de descanso.
Tras un curso académico intenso, donde lo normal habrá sido progresar, avanzar personalmente en lo educativo, alcanzar los objetivos marcados, es de justicia encontrar esta forma de diversión cordial y generosa que nos ofrece un pueblo con la grandeza de Tudela. ¡Felices fiestas de Santa Ana!
