Pamplona/Iruña

Jesús Santos: “Entiendo el desencanto de los ciudadanos con los sindicatos, pero nosotros seguimos tendiendo la mano”

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Jesús Santos es desde hace dos semanas nuevo secretario general del sindicato UGT en Navarra. El alcalde de Cabanillas alterna ahora tiempo de trabajo en su localidad natal y en Pamplona. Sus mensajes van en la dirección del consenso entre los ámbitos sindical y político y, como ribero, palpa la llamada brecha territorial entre el sur y el norte de la comunidad foral. Así comienza su nueva etapa.

¿Cómo afronta su nuevo cargo en UGT? 

Con responsabilidad. Ya conocía la casa porque durante muchos años estuve en el área de Administración. Es un reto importante, que no puedes hacer solo y no viene por el dedo divino. El apoyo en el congreso ha sido importante y en ese sentido estoy satisfecho. Tengo mucha ilusión pero sabiendo que hay mucho que andar en este camino porque son tiempos difíciles. Y con respeto.

¿Cómo definiría la situación actual de UGT en Navarra? 

Somos el sindicato más grande de Navarra, con unos 18.000 afiliados y estamos bien estructurados en todas las comarcas, con muchísima presencia de trabajadores. Eso quiere decir que no sólo somos el mayor sindicato, sino también el mayor ente político-sindical de la comunidad foral.

"Hasta hace pocos días no se han retomado las reuniones en el marco del diálogo social. Ha estado parado desde la pasada legislatura y para nosotros esa situación no ha sido razonable"

¿Qué evolución ha tenido en cuanto al número de delegados y al de afiliados? 

Ahora mismo estamos rondando los 1.560, repartidos en todos los sectores económicos de Navarra, tanto industria como servicios o la industria agroalimentaria. Es cierto que en momentos de crisis como los que hemos pasado, hemos perdido presencia, pero se debe fundamentalmente al cierre de empresas. En lo que respecta al número de afiliados, ocurre como cuando en casa las cosas no van bien económicamente. Lo primero es comer y te das de baja del club de fútbol o del gimnasio. Aquí ha sucedido lo mismo, porque no llevamos un año de crisis, sino ocho. Eso ha repercutido en una menor afiliación.

"La Ribera no puede dejar de alinearse con proyectos importantes como puede ser, por ejemplo, el Canal de Navarra. No podemos perder el tren del desarrollo otra vez"

Desde el principio ha resaltado su voluntad de consenso y de acuerdo. El escenario actual no es sencillo para ello, con tantos actores implicados en la vida política de Navarra.

Creo que la actitud del consenso es la normal y es en lo que se ha basado históricamente nuestro modelo sindical porque la mejor defensa de los trabajadores es el acuerdo. Otra cosa es que intentar llegar a ese acuerdo te lleve horas y no logres un punto común. Sólo entonces nosotros vamos a la manifestación o la protesta, pero antes habremos intentado llegar a un acuerdo.

Muchos ciudadanos se han desencantado con los sindicatos, tanto o más polarizados políticamente que los propios partidos. ¿Lo palpa desde dentro?

Sí, y en el fondo entiendo al ciudadano, al ciudadano trabajador, que es el que nos atañe a nosotros. Cuando el trabajador no ve resueltos sus problemas, se mosquea con quien cree que debe resolvérselos. Entiendo ese enfado y ese desencanto porque esta crisis es muy dura. Ante eso, lo que debo decir es que nosotros siempre nos sentamos a negociar o a discutir con quien haga falta, administraciones o empresarios, para defender los derechos de nuestros trabajadores. Por eso tenemos que seguir tendiendo la mano. Los problemas, solo, se solucionan peor.

¿Cómo está siendo la relación con el nuevo Gobierno de Navarra?

Hemos hecho alguna cosa, pero lo cierto es que hasta el momento, desde que acabó la anterior legislatura, no se ha mantenido la vía del diálogo social. Solo hace unos días nos convocaron por primera vez a un encuentro de trabajo. Y creo que en pilares de acuerdo, la capacidad de aunar a la mayoría mediante el diálogo social ha sido importantísima en Navarra. El que haya decidido no convocar al consejo de diálogo social creerá que es razonable, pero yo desde luego no lo creo. Lo importante del diálogo social, no obstante, es que sea eficaz y que nos haga llegar a  acuerdos vinculantes a todas las partes.

En la Ribera, la brecha territorial sigue siendo un hecho. 

Lo es. Creo que históricamente no se han hecho planes de desarrollo reales para esta comarca. Tampoco hemos sabido exigir desde aquí abajo. Uno de los problemas de la Ribera ha sido que el nivel de industria se ha perdido y, aunque se ha ganado en servicios, los convenios de ese sector no son tan importantes. Esa tendencia se ha mantenido durante años.

¿Y qué soluciones se pueden impulsar para acabar con esa brecha?

En nuestro caso, tenemos claro que la Ribera no puede dejar de alinearse con proyectos importantes, como puede ser el del Canal de Navarra. No podemos permitirnos perder de nuevo el tren del desarrollo. En cuanto al empleo, y esto lo decimos porque sabemos lo que buscan las empresas, hace falta un impulso más claro y decidido a la formación profesional.